Cuando el Pasado te Da Otra Oportunidad
nta
extendía por mi cuerpo como las
ién muriendo. Llevábamos casados cuarenta años, un
mosas y la hija de una respetada familia t
habitación del h
de suero de Sofía. Sus ojos se posaron
bería descansar",
os en Sofía. Su respiración era d
uera, Sofía se movió. Se giró ha
ró. Su voz era
. Me incliné, tratand
ada de aire. "Tengo
pe
os... Alejand
iba a decirme que los cuidara, que los guiara
tuyos"
e los monitores se convirtió en
de confusión por la morfina. Pero sus
ó, sin emoción. "Mi primer am
una vez, hace una eternidad. El pobre arti
naba mis pulmones. Cuare
?", logré
n apellido respetable. Tú eras perfecto, Javier.
su voz. Solo una de
r la magnitud de su traición
rlos. Detrás de ellos, un hombre mayor, con el pelo canoso per
te
ano. Mis "hijos" ni siquiera me miraron. Sus ojos e
amor", le dijo Mateo a
. Su cara era una copia de la de
un empleado. "Te agradecemos tus años de servicio a es
bodegas y del negocio de comercio internacional
s había enseñado a montar en bicicleta, a los que había enviado a las
en sus ojos.
eco y amargo que me
tí. "¿Creen que me
dolor agudo en mis huesos. Caminé
endo?", preguntó
número de
testamento. Ahora mismo. Todo. Cada euro, cada viñed
ilencio s
explotó en la ca
estúpido
golpe me dio en el estómago, dej
das. Puñetazos. El dolor
de Sofía. En sus labios, una
ció en una oscurid
nto fue un arrepe
iera v