El Divorcio de mi Propia Vida
el Día de Muertos y, por tercer año consecutivo, Lina, mi esposa y socia, n
e, lo mostraba en Oaxaca, su pueblo natal. Y allí, radiante y sonriente, estaba Lina, colocando flores en e
visible que me había vuelto. La rabia de Lina por mi comentario público de 'respeto y bendiciones
ómo pude ser tan ciego, tan insignificante? ¿Qué clase de hombre ignora las ba
o había vuelta atrás. Era hora de encender una pi