La Bailaora y el Heredero
us brazos solo por un instante, pero fue suficiente para sentir la calidez de su
como si
ediendo un paso. Su voz era áspera, pe
e pie de un salto, con la cara roja de vergüenza. "Te pr
aban la tormenta que se desataba en su interior. Sin decir una palabra más,
, ese breve contacto la había dejado sin aliento. Se llevó
a bailar, usando el movimiento para expulsar la frustración y l
La forma en que su cuerpo se arqueaba, la pasión en su rostro, la pura belleza d
ra. Pero su cuerpo, su instinto, le gritaba otra co
mantenerla a raya, Máximo ide
n que tengas esto,
corazón dio un vuelco. La nota, escrita con la elegante caligrafía d
ió en su pecho. ¿Quizás él estaba empezand
agar un vestido, la tarjeta fue rechazada. La dependienta, avergonzada, le explicó que la
había dado un regalo, le había puesto una correa.
e dio cuenta de que no podía depender de la caridad de los C
afo. Bajo la tenue luz de una lámpara, comenzó a escribir. No un diario, sino u
con su seudónimo: "El Cuervo de la Giralda". Al día siguiente,
una respuesta. Al editor le encantaba. Quer
on su propio talento. Lo primero que hizo fue enviar l
sociedad, pero siempre leía la página de ficción. Era un ávido lector de novelas de
ad que lo fascinaban. La trama era intrincada, los personajes complejos
cidió hacer algo que nunca había hecho antes: es
exión con su visión del mundo, con la forma en que explora la luz y la oscuridad
escribiendo a la mism
ta. Alguien, un lector anónimo, había entendido su trabajo a un nivel pr
siado preciosa para dejarla pasar. Quizás, de alguna manera
labras. Me alegra que mi historia haya resonado en usted
r la delicada caligrafía. El autor no era un hombre sab
rado un alma gemela, una mente que entendía la suya. Idealizó a esta mujer anónima
iaba a Luciana Garcia se estaba enamorando