Amor Después de Divorcio
n la mano. El sol de Madrid me golpeaba la cara,
e había prometido qu
ercedes negro, estaba a
el que siempre había sido mi siti
jor a
y lucía una sonrisa radiante,
hizo ningún in
aje de arquitecto perfectamente p
¿todo
s ojos estaban
ó la ven
ia. Javier insistió en r
ro sus ojos estaban
nilla del copiloto y
ese es m
a risa ligera y
es un asiento. Además, tengo las pi
que dijera algo, que le
el ceño, visib
por esto. Sube atrás, por favor. Ten
la sangre s
mbarazo que llevaba en el bolso,
rta trasera y me metí dentro,
en el coch
a radio, intentan
res, sobre las clases de tango y los gauchos. Javier escuchab
y yo era una extraña e
imos a la feria de San Isidro? ¡Qu
o, Sofi. Fuiste la m
idos, y cada palabra era una confirmación
sintiendo un escalof
iró por el
sa? Puedo subir
iera responder,
ro de calor. Si tienes
n tono de burla, como si y
no in
egido, seguían firmes en el volante,
se bajó para ayud
brazo largo, demasiado largo. Le susurró algo
al coche, el ambien
n mirarme. "Sabes cómo es Sofí
una voz que no reconocía
do un cigarrillo. Sab
o por mucho. Deberías alegrarte de q
"Hasta que se ena
encio. El humo llenaba
Isabela. Éramos jóvenes. E
as mismas excusas que l
ue no viera la lágrim
llorando, que ojalá fuera un hombre p
a Javier es que Sofía me enseñó la grabación
Nunca. Pero por Sofía, estaba d
. No era que no me quisiera.
ente, apagando el cigarrillo. "
con la
un poco de
nt
uestro bebé en ese coche, en ese a
nuestra casa en el barrio d
fue a una
, mirando el techo, con el infor
saba sobre mi
ida crecía
z, sentí que ten
extr
su propi