El Sabor de Venganza como el Jerez Fino
de la Frontera sin avisar, quería da
r mi arte como enóloga, años en los que las "Bodegas Solera
ca, estudiando para tomar las riendas del
patio principal, arrodillad
tida con harapos que no eran suyos. Su pe
razón hecho un nu
, ¿qué
ada estaba vacía, perdida. Ta
of
era un
os señores, Sofía. Los c
tes de que pudiera responder, una
la heredera
ominente bajo un vestido caro. En su cuello, brillando al sol, colgaba el me
a era pur
ere las tareas humildes al estudio. Hay que de
do. Su rostro, normalmente débil, ahora
os", dijo, sin mirarme a los ojo
que me vieron crecer, ya no estaban. En su lugar, había caras desconoci
or agudo, un
nta. Nos vam
nerse en pie, pero se
bo quedarme en mi sitio
. Así llama
o, un joven arrogante, al que recono
ada no quiere irse
un gesto c
Y tú, Lucía, sírvenos. Pero descalza. El suelo es
le quitó bruscamente las alpargatas
sta
uevos guardias me sujetaron por los brazos.
el con calma. "Busco algo que me per