El Despertar de la Esposa Perfecta
Una exhibición de riqueza y falsas sonrisas. Este año, la
ba miradas de desprecio. Yo era la traid
Con un vestido blanco, parecía un á
a, el abuelo de Alejandro, sacaba una licorera de cristal de Baccarat
re. Isabella se acercó a mí
ces cansada", dijo c
que llevaba en la mano golpeó mi brazo. Perdí el equilibrio
haciéndose añicos si
sin aliento. El ab
a máscara de furia. Vio la licorera
s hecho?
, Alejandro. Isabella
gritó. "¡Siempre arruinándolo todde los sirvientes, de Isabella que me miraba con f
resonó en
humillación fue peor. Nadie
Lo miré a los ojos. No había
sentí por él murió. Se convirtió en cenizas,
calma que me sorprendió a mí
or, dejando atrás los pedazos ro