El Hilo del Destino Que Tejo
en su apogeo. Nadie notó mi vestido man
a durante una década. Era un espacio lujoso y ajeno, lle
paqué
los zapatos. Todo se sentía como un
en el fondo del armario: un pequeño
rbas secas, había una nota doblad
se pague, tu espí
mano. La deuda estab
colgado del hombro, pasando entre
, normalmente seguro y arrogante, se
ónde
í caminando hacia la
. Su toque no era d
a promesa... el juramento q
mi voz sonaba hueca, lejana. "D
do era casi palpable. "No es solo el t
rre con una calma
nsecuencias, Mat
hacia la puerta de la h
so que pierde a su mujer, sino la de un hombre superst