Negocios y placer
ME
s. La luz de la mañana atraviesa las cortinas como puñales, clavándose en mi cráneo palpitante. Gimiendo, busco
oz de Cole por el teléfo
reojo el reloj de la pared. -Es domi
a tele. Ah
ante. Mi habitación parece dar vueltas a mi alrededor mientras me dirijo a la puerta arrastrand
sea importante -refunfuño mien
iente sofocante mientras navego por el laberinto de ha
- responde Cole
ucho más despierto. Mi jefe suele ser un tipo bastant
ared. Se me encoge el corazón al ver mi foto en la pantalla.
un teléfono celular en un bar, que nos muestra
uelto en una pelea pública-, dice el presentad
el estómag
Cole al teléfono-. ¿En qué
plicar... -empiezo, p
sta vez sí que
el ruido de la máquina moliendo los granos-. El tipo del b
arrera con la que la mayoría solo puede soñ
to, intentando restarle importanc
achos no es para tanto? Piensa en tus compañeros,
todas esas tonterías sobre los Blue Cowboys . Yo solo.
es , he estado intentando ayudarte a recomponer tu vida, pero c
a cafetera, con los ojos inyectados en sangre y hundidos, y el peso de mis error
elera en mi pecho mientras me sirvo una taza de café;
uevo. «Esta vez n
ro q
lue Cowboys ya están hartos. No quieren correr ese riesgo. Tu c
da vueltas a mi alrededor y me agarro a la encimera para apoyarme. Que m
blarás
io, pero no ceden. -Suena sinceramente arrepen
ción, a clases de control de la ira, ¡lo que sea! ¡Solo... solo que no dejes que me despidan! -La deses
ucho más por ahora. Sus palabras no son crueles, pero me impactaron como un ladrillo. -Lo siento mu
una oleada de ira y desesperación. «Esto no
que he causado. Normalmente, solo sonrío y pido disculpas, y al
esta vez? No es que haya hecho nada nuevo, ¡y no soy
e no está bien
rtunidad para reevaluar tus prioridades y descubrir qué quieres
ol es mi vida, y sin él, estoy perdido. Desde el primer día que
real. No es culpa suya, pero la abrumadora sensación de traición de mi equi
-dice en voz baj
que sigue es
contemplando la oscuridad de su contenido. Daría lo que fuera por que todo e
n un equipo de la NFL, y a menos que encuentre una manera de c
te desastre. Y si hay alguna esperanza de salvar mi carrera, Cole tiene razón: se necesitará algo más que discu
dónde cara
AN
elo en una calle concurrida del barrio River North de Chicago. R
a de los recados. No puedo evitar sentir que estoy hecha para algo má