Suya por venganza
- Diario de
erior con manos temblor
do di
día uno de
e no sé por cuánto tiempo más. No sé dónde estoy ni cómo saldré de aquí. Solo sé que algu
enorme. Sile
él es el
Rave
hay algo más. Algo que no quiero admitir, que odio de mí misma. Lo miro y siento cosas. Cosas q
her
podrido
si pudiera verme por de
í ca
... d
monios
reacciona como si lo h
él el veneno que cor
arse cuenta. Su corazón latía más rápido, como si escrib
tin
secues
arce
que me q
s el hombre más atractivo
lo que puede hacerme, sino po
ro que
ería q
qué me asusta más: que me toque, o
minante. Sab
go en él pare
no fuera su rehén, sino suy
No sé si lo dice para asustarme o si realmente piensa hacerlo. Lo único que sé es que estoy sola. Eri
ve conmigo, será testigo de cómo me convertí en lo que más tem
vergonzoso. Respiró hondo, abrazándose las rodillas. Por un instante, pensó en su
momento la pu
llevando algo colgado de su brazo.
e la cama con
a comer -orden
como si est
o si crees que
cia sus piernas desnudas y la camiseta
esentarte así, solo con es
o contigo -espetó, c
cerca, le sujetó el pelo con una mano, formándole una coleta improvisada. Giró s
reglas -susurró con voz áspera-. ¿Q
peligro, la amenaza velada en cada palabra. Él olí
tá bien -cedió en vo
rabia contenida, pero él ya se
nó con sonr
e la habitació
a, grave, como si la idea
o no te tocaré... pero m
cerdo -es
que hacerlo yo. Tú eliges -dijo, cruzándo
itaría la camiseta frente a
r más piel de la necesaria, se puso el vestido rojo por encima, acomodándolo con rapidez. Finalment
ada fija, intensa, como si cada gesto d
, él soltó un
ó, con voz ronca-. Supongo que t
ba abajo y sonr
s ducharte con la r
so gritarle, golpearlo, ha
e había librado, ¿qué haría por la
ensanchó mientras sus ojos se clav
nsé, angelito.
adecer el cumplido. Él se acercó
o, guiándola h
con un gesto seco,
ta -espeto, con l
o le despertaba una mezcla de irritación, deseo y una peligrosa curio
dose las manos a los bolsillos
Allí, sentada, estaba Erika. Al verla, Leah no dudó ni un in
iendo-. Este vestido te queda espe
ada, apretó los
uiero ir a casa. Mi vida. Mi libertad. Aburrida o n
a miró
da. Solo sé que estarás b
, insegura de qué
é si desearía estar mue
n voz firme, rompi
s puedes quedarte. Pero no intentes nada para ayudar a t
dida, con un dejo de
s vuelto tan c
a mirada en
u amiga me está trayendo muchos problemas que tendré que resolver. Tengo que responder por no haber tomado mi veng
n la garganta, la des
mátame ya -dijo, la voz quebrad
ncio pesado entre ellos, hasta que
tenerte a mi lado se
palabras y, a pesar del mied