icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Suya por venganza

Capítulo 4 Diario de una cautiva

Palabras:1358    |    Actualizado en: 31/05/2025

- Diario de

erior con manos temblor

do di

día uno de

e no sé por cuánto tiempo más. No sé dónde estoy ni cómo saldré de aquí. Solo sé que algu

enorme. Sile

él es el

Rave

hay algo más. Algo que no quiero admitir, que odio de mí misma. Lo miro y siento cosas. Cosas q

her

podrido

si pudiera verme por de

í ca

... d

monios

reacciona como si lo h

él el veneno que cor

arse cuenta. Su corazón latía más rápido, como si escrib

tin

secues

arce

que me q

s el hombre más atractivo

lo que puede hacerme, sino po

ro que

ería q

qué me asusta más: que me toque, o

minante. Sab

go en él pare

no fuera su rehén, sino suy

No sé si lo dice para asustarme o si realmente piensa hacerlo. Lo único que sé es que estoy sola. Eri

ve conmigo, será testigo de cómo me convertí en lo que más tem

vergonzoso. Respiró hondo, abrazándose las rodillas. Por un instante, pensó en su

momento la pu

llevando algo colgado de su brazo.

e la cama con

a comer -orden

como si est

o si crees que

cia sus piernas desnudas y la camiseta

esentarte así, solo con es

o contigo -espetó, c

cerca, le sujetó el pelo con una mano, formándole una coleta improvisada. Giró s

reglas -susurró con voz áspera-. ¿Q

peligro, la amenaza velada en cada palabra. Él olí

tá bien -cedió en vo

rabia contenida, pero él ya se

nó con sonr

e la habitació

a, grave, como si la idea

o no te tocaré... pero m

cerdo -es

que hacerlo yo. Tú eliges -dijo, cruzándo

itaría la camiseta frente a

r más piel de la necesaria, se puso el vestido rojo por encima, acomodándolo con rapidez. Finalment

ada fija, intensa, como si cada gesto d

, él soltó un

ó, con voz ronca-. Supongo que t

ba abajo y sonr

s ducharte con la r

so gritarle, golpearlo, ha

e había librado, ¿qué haría por la

ensanchó mientras sus ojos se clav

nsé, angelito.

adecer el cumplido. Él se acercó

o, guiándola h

con un gesto seco,

ta -espeto, con l

o le despertaba una mezcla de irritación, deseo y una peligrosa curio

dose las manos a los bolsillos

Allí, sentada, estaba Erika. Al verla, Leah no dudó ni un in

iendo-. Este vestido te queda espe

ada, apretó los

uiero ir a casa. Mi vida. Mi libertad. Aburrida o n

a miró

da. Solo sé que estarás b

, insegura de qué

é si desearía estar mue

n voz firme, rompi

s puedes quedarte. Pero no intentes nada para ayudar a t

dida, con un dejo de

s vuelto tan c

a mirada en

u amiga me está trayendo muchos problemas que tendré que resolver. Tengo que responder por no haber tomado mi veng

n la garganta, la des

mátame ya -dijo, la voz quebrad

ncio pesado entre ellos, hasta que

tenerte a mi lado se

palabras y, a pesar del mied

Obtenga su bonus en la App

Abrir