QUERIDO AMANTE: me casaré con tu sobrino
terminaba de acomodarse la chaqueta del traje, al mismo tiempo, todas las personas presentes en el
e puedo ver... - Vocifero Me
a vista, dándose cuenta, finalmente, de que Mercedes, no era la úni
quejó Mercedes, al tiempo que levantaba una mano, para que su
erta espina de sospecha, para luego tomar la ma
la mente de Bastián, «
lidad de que no estabas presente... No tuve otra opción más que venir de sorpresa un día de semana, para poder encontrarte y además tuve que
e llego muy cansado... Y por lo mismo, les ordené a todas mis empleadas que nadie me molestara... -
mos al grano... - Mercedes lo miró a los
paseando la vista por el salón con el entrecejo arruga
sto y mucho menos ahora que faltaba tan poco, por eso había estado esquivando a su
ue hablaba como si estuviera dando un discurso. - Necesitaba hablar contigo para termin
as intensas sensaciones que le producía estar con Bastián, el único hombre con el que ell
iento al respecto, a pesar de ser solamente la amante, la sirvienta con la que su jefe se acostaba a escondidas,
ces el rostro, Carmen se sintió lo suficientemente apaciguad
ener que ver una vez más a esa mujer, Mercedes de Hidalgo, quien era toda una señora, obviamente, per
n esa mujer, cuando era solo una jovencita, y comen
a veía ocasionalmente, pero eso
órdenes de su señor y abrió la puerta del salón para entrar a sus labores, sirviéndole a la
a, Carolina Hidalgo, el esposo de Carolina, Nicolás Torres, y su hijo, M
ue también los acompañaban una pareja de personas mayores,
ió la señora Mercedes a sus acompañantes,
ó Carmen en un susurro a o
pido, ya sabes cómo es la señora Hi
armen tuvo que correr tras las otras domésti
el comedor, con todos sus invitados sentados a los costados, al
que siempre y su mirada parecía perdida, como si
odas, trivialidades y compartían algunas sonrisas, algo muy extrañ
otra sirvienta a su lado, Fernan
uería saber de qué se trataba la extraña reunión, quería escuchar más sobre lo que decían,
sonal estaba ocupado y sol
Es que yo... - Volte
án celebrando un momento muy importante... - Explic
albuceó Carmen todavía más confundida, cuando
autoridad. - Ve a servirles el vino y vuelves
gó el entrecejo, ¿por
. - Fernanda le dio u
erá rápido, no tiene que escucharlos», sopesó Fernanda observando por un
n de retirar los platos de la mesa, ósea que solo faltaba servirles el vino y seguro que, luego
to en puesto, sirviendo cada copa como corresponde, cuand
cepción aquí mismo, algo muy íntimo, para anunciar tu compromiso... - C
n repentinamente rígidas, al tiempo que sus pensamientos salieron volando, «¿qué dij
el vino que estaba sirviendo, ya se estaba derramando de la copa de la hermosa joven que estaba sentada en la mesa,
como una ráfaga, llegó un pensamiento muy certero en la mente de Ca
atrás, largando la botella de vino
rcedes, quien se levantaba de la mesa, indignada
ido, mientras que iba retrocediendo lentamente, al tiempo que miraba fijamente a Bastián, quien también la veía con m
ntentando hacerla reaccionar, pero ella seguía igual, perpleja, estupefacta, dando pe
o que hincaba su rostro en forma de reverencia y disculpas ante todos los invitados. - Lo lamento mucho, perdó
mabilidad, Fernanda sacó a Carmen de ese comedor hacia su habita