NUNCA MÁS
mente lo que hizo al despertar. Incluso con los ojos cerrados, no
a esa voz. Nunca la olvidaría. La voz la aterrorizó, pensando que lo peor se habí
, alguien de lo que ella creía que era su pasado perdido hacía mucho tiempo, un pasado que había
no había
su vida anterior: la mascota de todo. Tan solo ver su cabello blanco perfecto, su rostro surcado por finas arruga
la habían
si pudiera quitárselo de encima. Quizás
a duda de que se trataba de una pesadilla, el ligero roce de la mano de Teo solo confirmó a Sandra
é rapidez el miedo podí
", dijo b
ras se dirigía a las ataduras de la muñeca de Sa
encontrado, secuestrado y llevado quién sabe dónde, y estaba atada. Esto no era bueno.
n sofá. Sandra bajó la vista hacia el sofá que la había detenido y finalmente observó su entorno: estaba en el jet de la familia Monarc. Lo c
cadenas hoteleras a principios del siglo XX y con el tiempo se expandió hasta convertirse en un conglomerado de hoteles, artículos para el hogar, electrónica, líneas de ropa y todo lo imaginable. Empl
último lugar en el que
fá. Necesitaba recomponerse, y la mejor manera de lograrlo era obtener información. Quizás no
ia la dio otra voz que Sandra tambié
spetó Sandra. "¿Adónde demonios vamos? ¿Y qué demonios ha
. Teo era décadas mayor, con el pelo canoso, peinado al estilo de un loco. Era amable y de voz suave; tenía un aire de abuelo. Red t
respondió rápidamen
ecialmente Teo. En los negocios, Teo era sensato y seguro de sí mismo. En las reuniones sociales, era relajado y tranquilo. Pero ahora estab
ó a hablar: "Sandra,
e ella creía. "Eso dijiste", evadió Sandra, ganando tiempo. Segundos a
te necesita, Sandra
dijo lentamente. Tragó saliva, intentando disipar la repentina sequedad de garganta, pero no funcionó. Retro
eo suavemente, bus
enes elección",
la cabeza, y volvió a caer en la silla girator
o con calma, fingiendo indiferencia, "q
e hacerte cargo de
giraba su cuerpo en un círcul
poration te
se posaron en la puerta. Saltó hacia ella, ansiosa por salir volando
cerr