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La criada y el joven heredero

Capítulo 6 La nota debajo de la puerta

Palabras:1098    |    Actualizado en: 19/05/2025

, casi con una arrogancia calculada. Y estaba ahí, esperándola, debajo de la puert

eras de mármol y bañeras de gente que ni sabía su nombre. Se quedó quiet

pasos. L

, escrita con tinta negra, con esa l

saber qu

irma. Ni contexto.

esa o

Primero fue miedo. ¿Quién? ¿Por qué? ¿Era una tra

uave que trepó por su estómago, un pequeñ

iato quién la

o De l

había humillado frente a sus amigos con una apuesta. El que la había mirado desde las sombras mi

que las piernas le temblaban, per

y luego la rompió en pedazos muy pequeños. U

conmigo, De la

edó mirando la nada durante varios minutos, c

, muy en el fondo,

e mi

lgo que no q

itorios nobles, Luciano esperaba. No con impaciencia, sino con ese t

por qué. No le importaban las sirvientas. No era com

arlo con rabia contenida, con fuego tras los ojos

u madre, y luego escondiéndose pa

untó Dante, su amigo, recostado en el sofá de

entender -respond

hasta la ventana y apoyó

Pero no como los demá

or qué su presencia

aba con los ojos... lo atraía más que cual

a en la pared, la hacía pensar que otra nota podía aparecer. Que él

llegó

lgo en ella ya

errara a su rabia y a su necesidad de

ra a

otra

talla a punto

Amelia dormía encogida, con una manta raída cubriéndose apenas los pies, la frente perla

vía a encont

debía llevar al despacho de Martina De la Vega, la patrona. Justo encima del plato

sueño ya sabía lo

erla, tragársela si hacía

, con esa elegancia cruel que tenía

preguntó la mujer con u

n grito. Los ojos de Marti

una sombra al fondo, con los brazos

ganta no salía nada. Ni un "no fui yo", ni un "n

recibe notas secretas de mi hijo... Qué vulga

veredicto. Como un

cosas. Est

raba a su hermanita. Lloraba. Pero su voz rebota en l

a estaba afuera, bajo la lluvia, con una bolsa de plástico e

desde una esquina, t

e sonaba, dicha por la voz

lmente, Amelia? ¿Y

olteaba para verlo

s ojos húmedos. Tardó varios segundos en reconocer el

ía sido

miedo

iedad,

dad, triste

Lo había vaciado, pero aún quedaban dos troz

ró fij

quemarlos. O tragarlos.

n poco de polvo y cerró el bote.A la m

una cuerda floja, y que en esa casa, un simple p

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