La criada y el joven heredero
, casi con una arrogancia calculada. Y estaba ahí, esperándola, debajo de la puert
eras de mármol y bañeras de gente que ni sabía su nombre. Se quedó quiet
pasos. L
, escrita con tinta negra, con esa l
saber qu
irma. Ni contexto.
esa o
Primero fue miedo. ¿Quién? ¿Por qué? ¿Era una tra
uave que trepó por su estómago, un pequeñ
iato quién la
o De l
había humillado frente a sus amigos con una apuesta. El que la había mirado desde las sombras mi
que las piernas le temblaban, per
y luego la rompió en pedazos muy pequeños. U
conmigo, De la
edó mirando la nada durante varios minutos, c
, muy en el fondo,
e mi
lgo que no q
itorios nobles, Luciano esperaba. No con impaciencia, sino con ese t
por qué. No le importaban las sirvientas. No era com
arlo con rabia contenida, con fuego tras los ojos
u madre, y luego escondiéndose pa
untó Dante, su amigo, recostado en el sofá de
entender -respond
hasta la ventana y apoyó
Pero no como los demá
or qué su presencia
aba con los ojos... lo atraía más que cual
a en la pared, la hacía pensar que otra nota podía aparecer. Que él
llegó
lgo en ella ya
errara a su rabia y a su necesidad de
ra a
otra
talla a punto
Amelia dormía encogida, con una manta raída cubriéndose apenas los pies, la frente perla
vía a encont
debía llevar al despacho de Martina De la Vega, la patrona. Justo encima del plato
sueño ya sabía lo
erla, tragársela si hacía
, con esa elegancia cruel que tenía
preguntó la mujer con u
n grito. Los ojos de Marti
una sombra al fondo, con los brazos
ganta no salía nada. Ni un "no fui yo", ni un "n
recibe notas secretas de mi hijo... Qué vulga
veredicto. Como un
cosas. Est
raba a su hermanita. Lloraba. Pero su voz rebota en l
a estaba afuera, bajo la lluvia, con una bolsa de plástico e
desde una esquina, t
e sonaba, dicha por la voz
lmente, Amelia? ¿Y
olteaba para verlo
s ojos húmedos. Tardó varios segundos en reconocer el
ía sido
miedo
iedad,
dad, triste
Lo había vaciado, pero aún quedaban dos troz
ró fij
quemarlos. O tragarlos.
n poco de polvo y cerró el bote.A la m
una cuerda floja, y que en esa casa, un simple p