Lineas prohibidas
resonando en su mente. Había repasado mentalmente cada detalle, cada palabra dicha y no dicha, mientras el sueño se resistía a volver. Se vistió con cuidado: una blusa blanc
ban con cortesía. Elena sintió que en ese mar de profesionales ella era apenas una gota que comenzaba a formar parte del océano. Tomó e
la oficina de Adrián había cambiado un poco desde la última vez: algunos planos nuevos, más proyect
pera -dijo la asistente
expresión seria. Al sentir la presencia de Elena, se giró sin m
implemente-. Eso es lo ú
ella, tratando de
donde desplegó un calendario lleno de reuniones, llam
os contactos, coordinar mis viajes y asegurar que nada se
ntales de todo. Sabía que no se
ambiaba de planes sin previo aviso, y esperaba que ella se adaptara al instante. Pero Elena dem
nesperada, pero también una oportunidad para conocerlo un poco más. Mientras comían, Elena obse
-preguntó co
pondió sin apartar la mirada-. Hay mu
abras. Detrás de la fachada implacable, había un h
ijo ella, intentando
rme -replicó él-. Si bajo l
secreto compartido. Elena sintió que había toca
el ritmo frenético de la empresa, y con la forma de trabajar de su jefe. A pesar de su distancia, hubo momentos fugaces en
sas para salir. La jornada había sido larga, y aunque no estaba aco
entana. La ciudad brillaba abajo, una mezcla
o, con una voz menos d
la mirada, sin sa
ícil -agregó él-. Pero confí
lo hablaba de trabajo, sino de algo más profundo, más persona
lo que había vivido. Sabía que esa relación con Adrián sería un camino complicado, lleno de
ía el preludio de un descubrimiento q
ibirla en un mundo donde el tiempo parecía medirse en decisiones, llamadas y silencios. Poco a poco, fue descubriendo no solo las exigenci
anotaba con precisión sus instrucciones y aprendía a anticipar sus necesidades. A pesar de todo, había momentos en los que el CEO parecía abrir una pequeña
obre antiguo, amarillento por el tiempo, etiquetado con su nombre, pero con una caligrafía diferente. La curiosidad la llevó
de un amor perdido y de la esperanza de que algún día aquel hijo encontrara su camino. La letra
qué alguien guardaría un mensaje tan personal en un lugar de trabajo? De repente, una sensac
te. Recordó detalles vagos de su infancia, de una madre adoptiva que nunca quiso hablar del p
stas entre las líneas escritas con tanta melancolía. La conexión con Adrián se volvía cada vez más palpable, y no solo po
Adrián. No era un tema fácil, pero la verdad tenía que sa
contré algo en sus archivos... una carta, una hi
uviera evaluando si debía responder o
-dijo con una voz más suave que la habitual-. Esa
der ocultar la mezcla de miedo y esperan
dó silencio, sus ojos grise
comenzó con dificultad-. No sabía que tú también eras adop
hombre frío y distante fuera, en realidad, alguien que compart
omos hermanos? -preguntó co
er ocultar la emoción q
Porque hay líneas que no debimos cruz
mor que comenzaba a crecer y la prohibición que la sangre impone. Esa revelación no solo
Que el pasado había irrumpido en el presente para ponerlos frente a la
decidir qué camino tomarí