SANAR AL REY, AMAR AL HOMBRE
estado por el mismo Mario, diciendo que lo recibiría a la mañana siguiente muy temprano. A los demás, les había dicho que
ué importa lo que digan los demás? Tu título está por encima de los demás, y si quieres, puedes mandar a cortar la cabeza
lquier error que cometa, puede sentenciarme. Antonio está molesto porque al final, la corona es mía y nada me asegura que no esté conspirando en mi contra. Él es amigo de los hombres del consejo, no me puedo arriesgar. M
tu p
mento en que firmó su retiro, ya nada le co
y el vapor les daba cierto alivio a sus dolencias. Eso
uas bien calientes. Dicen que es curativo, ha ayudado a los enfermos que van a ese lugar. Deberíamos ir al me
iremos. Por el momento, debo permanecer aquí ―le
ien llamaba a la puerta, Ma
á ocupado y no puede ser interrumpido por nad
oy nadie! ¡Soy Evangelina! ―Empe
mbrada a casarse entre primos, y ella se había mantenido soltera aún en sus treinta con esa intensión. Pero la verdad, no le agradaba nada su p
o firme, y pudo imaginarse cómo le cerró la puert
Si bien no debía fijarse en los hábitos que tenían, no podía evitar descartar a algunos por sus comportamientos inmorales y reprochables. Algunos tenían denuncias p
sus recursos y monedas no sean valiosos, todos los son. Sin embargo, tome mi decisión en base a lo que necesitamos para este tiempo y el venidero. Espero de
icio de su padre por muchísimo tiempo, era alguien que lo sabía todo y, por ende, tenía todo calculado. No solo les aconsejó a los hombres más ricos,
llamando, será la silla que ocuparán: Frederick Grinpot, Xavier Truman, Alonso Newman, Carlos Ki
sto que eran de aquellos que no habían sido elegidos. Se mostraban claramente e
que, con el tiempo, entenderán porqué elegí a estos diez hombres.
consejo por sus propios medios. Que todas las decisiones que fueran a tomar, lo harían desde la honestidad y por el bien de la corona y el pueblo. Una vez que
es marques de Fairmont, el viejo castillo será entregado a él y a su
prendido, en sus ojos se podía ver que no se l
do, se pueden retirar. A estos últimos, quiero desearles una muy
ó y al final, solo qued
os puestos, pero, aun así, espero que seamos los mejores ―les deseó el rey ―. En unos días, se hará un banquete en su honor, recibirán su invitación con los detalles. Por fav
uevamente tenía ganas de toser. En los últimos días, había tosido más de lo que quería admitir, y estaba pensando
i padre le diré la verdad de que saldré, pero no le diré el motivo real, solo que iré a ver cómo est
en este momento ―le dijo Mario, tiran