CEO sin par

resulta difícil apartar la mirada. Veo la tensión en su mandíbula, la determinación de terminar el trabajo para poder deshacerse de mí. Desearía que me dejara

aza, comiendo filetes y verduras recién asados. Todavía me estoy recuperando de todo esto. Hice lo mejor que pude para concentrarme en el trabajo hoy, pero no pude evitar

ce Walker, sacudiendo la cabeza, todavía tan sorprendido como yo. - Ella también es realmente genial. Es imposible odiarla, incluso en solidaridad. -Me guiña un ojo y pongo los ojos en blanco. -No quiero que la odies. Ella no hizo nada malo. Es al tramposo y mentiroso a quien debemos odiar. -Tomo otro sorbo de mi cerveza, pero en este momento no tiene ningún sabor más que amargo. Odiarlo no se siente bien. Sus ojos. Esos ojos tristes, rogándome que lo escuche. Niego con la cabeza y dejo mi cerveza de nue

omento de protección se apodera de mí, queriendo defenderlo. Pero yo no hago eso. - Bueno, tal vez no estaban juntos. -Quizás no sea un tramposo -dice Dutton, asumiendo el papel protector. - ¿Le preguntaste? - ¿Qué? -Miro a mi amigo como si estuviera loco. -¿Por qué carajo haría eso? Estuve allí por trabajo. Y eso. No era momento de hablar. Walker resopla y Dutton le dirige una mirada significativa antes de deslizar su mirada hacia mí. - Archie, os vi a todos trabajando. Ustedes hablan todo el tiempo. -No con los clientes. "Qu

. -Levanto la mano para impedir que Dutton hable. - Pero no importa lo que sea. No necesito que me lo explique. Fue un encuentro casual, Dutton. Eso fue todo. Quizás tuvieron una pelea o quizás es un imbécil traidor. No lo sé y no me importa. Lo que pasó esa noche no importa. Él se va a casar. - Pero... - No, - digo cuando Dutton empieza de nuevo porque necesito colgar. -Se van a casar. Terminaremos este trabajo y no pensaré en ello nunca más. Dutton no parece convencido. Cruzando los brazos y reclinándose en su silla, parece completamente molesto conmigo, pero n

uerta principal, donde Dutton deja entrar a Thatcher. Me saludan sus ojos azules y una sonrisa oscura. Thatcher Langley no sonríe mucho, es como un giro de ciento ochenta grados hacia mi jefe Oakley, pero parecen llevarse bien. Creo que Oakley está acostumbrada al tipo fuerte y tranquilo después de estar con T

o. - Regresemos y terminemos la cena. Se quedarán allí para siempre. Sonrío y lo sigo afuera. - ¿No te preocupa dejar a tu hombre con esa contratista sexy? Estoy bromeando, por supuesto.