El Secreto Del Magnate

staba pasando, y aunque se dijo que era tan real como él, ella esta

as manos le sudaban como nunca antes, sabía qu

a voz más suave y clara qué tenía, puesto que

espués de hacer tremenda pregunta estúpida, sabía que no tenía por

que todo estaba perdido, claro que él no h

algo que no perdonó- Lo escucho decir y todo su cuerpo y mirada se concentraron en él, lo que vio en su mirada

mundo, al parecer solo soy un pobretón que no puede darle la vida que en verdad se mer

puesto hasta ahora se había enterado de los sentimientos de la

s a divorciar?-Pr

tiempo a prueba, pensé que de verdad me amaba, pero ahora sé que este matrimonio solo fue una burla para ella-

rada de donde se había perdido hace un tiempo, recordando a Dahia y se dio cuenta de la mirada de Emi

y sabía que haría pagar a ese par de infie

ía, solo fue un pequeño error de cálculos al pensar que Dahia pudiera ser difere

ltar la suya y se relajó. -Te puedes hacer d

con Lourdes esperando a que Dael,

o eso era Lourdes, pues Aunque su marido tenía un pequeño negocio, eso no era suficiente para una

perdido, pues él se enamoró perdidamente de ell

cir nada, tomo un vuelo con destino a Colombia para encontrar a la mujer y lo supo,

Emma, puso todo patas arriba, quería como

fue viendo, como todo ese amor se iba convirtiendo poco a poco en odio, los od

ente ella no fue invitada, y hace poco se habían casado, pero ahora fue

ría que preocuparse por más nada, muy pronto podrá tener al hombre que sea rogando por el

ello negro, largo y con ondas, unos ojos marrones grandes y pestañas imp

una mujer Norte Americana. Sentiría que sé casi igual a las mujeres de aquí

de pensar que ahora por fin podemos hacer lo que queramos, sin tener que escatimar en gastos.- Soltó Lour

ora hasta tres meses con el pobre salario

rá bien.-fue todo lo que dijo Dahia mientras al

barazarte inmediatamente de él, no sea que salga con cuentos y después te quiera dejar, tienes q

o con un hijo- Enseguida sintió la pa

lo que te digo ahora, tenemos que asegura

ras, más Dahia no digo nada y solo apretó las manos y