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Atada de ellos

Capítulo 2 Dos

Palabras:2958    |    Actualizado en: 13/03/2025

s poseían esa cl

knes

os se abrieron escandalizados

Galicia -susurré poniéndome

invitaron a penas en la mañana durante la reunión que tuve con los señores Hofm

rme y sacar el olor a alcohol de mi cuerpo, cepillé mis di

oloqué ropa interior y me enganché el vestido para luego hacerme un moño en la parte baja de mi cabeza y maquillar un poco mi rostro haciéndolo luci

con tacón bajo, pues yo rozaba el metro setenta y mi marido a penas medía un

y yo me encontraba totalmente aturdida por la borrachera que me cargaba. Evolet se acercó a mí con una taza en sus manos y

surró antes de quitarme la taz

azúcar que se encontraba en un recipiente y lo mastiqué c

rsonas, así que tú serás mis susurros de esta noche -el señor Galicia arrojó en la mesita u

alicia y era solo porque le sacaba provecho a ello. Media hora después había releído las revistas dos

iones en el segundo piso con sus respectivos baños y un balcón al fondo del pasillo, abajo había tres habitaciones y un

oferes, uno de ellos solo estaba ahí por si se nece

to sintiendo mi cabeza levemente mareada. Dios ¿por qu

vento. Todo el camino estuve ansiosa, pues llevaba meses sin salir, solo lo había

tada -dijo a mi lado y

eñor G

simple vista se veía sofisticado. Galicia bajó del auto y yo me arrastré por el

a entrada en donde había varios reporteros tomando fotos de todo el que pasara. Mi rostro se mantuvo seri

un nuevo nivel de elegancia y derroche de dinero. Mi esposo me arrastró

rguió ante sus palabras mordaces y observé todo de

ndo que se pudiese ver hacia el escenario desde el centro de la mesa. Galicia arregló su saco y se

, pero yo estaba más pendiente del candel

leve respingo ante la voz tan profu

frente a nosotros y mi mandíbula casi cae al suelo si no e

n negros y sus ojos iban desde el azul marino, verde jade y ambarino. Tenían rasgos físicos compartidos como la nariz perfilada y l

ángeles no desprendían ese poderío, arrogancia y suficiencia que estos hombres, los ángeles no tenían sonrisa endemoniada como la tenía el hombre

joven -escuché que dijo el hombre d

recía ser el líder entre los tres, ya que se encontr

mano temblorosa hacia el hombre de ojos azules y

soltó mi mano dándole paso a

ia serio, sin ningún tipo

e presentó el hom

s terminaciones nerviosas de mi cuerpo se pusieran alerta. Su sonrisa apareció nuevamente dejándome ver sus colmillos sobresaliendo d

los que mi esposo entabló conversación con el señor Me

asta la mesa que nos correspondía. Frente a nosotros no había nadie, por lo que sup

minuto, era obvio que no estuv

no podía dejar nada en el plato o me ganaría una zurra por parte de Galicia. Cuando llegó el momento del postre él le dijo al ca

dio del lugar y comenzó la subasta. Un camarero dejó sobre la mesa

os manteníamos observando toda la situación. Sin embargo, yo me revolvía nerviosa en mi lugar, pue

ra llevarle un cheque a no sé quién. Yo solo me enfoqué en observar su vaso aun con alcoh

ese Whiskey -escuché que alguien di

mann frente a la mesa. Galicia llegó casi de inmediato y les son

osa -alegó el de ojos

omando mi mano y llevándola hacia s

a vez habló Meyer, el que parecía mayor d

r con mis dedos cuanto tiempo había pasado desde mi cumpleaños número

l rostro del hermano que lucia comple

urró por lo bajo el hombr

ocidos en este mundo ¿está interesado? -el señor a mi lado asinti

a Mryer Hoffman dejándome sol

ección al ojiverde -es un nombre muy feo -dijo

admití hablando por pr

eso estabas casada con tremendo vejestorio -yo miré haci

licia? No es que esté prejuiciando ni nada de eso, pero es que se me hace di

ñor Hoffman -dije tranquila apartando la m

iando de tema y mi rostro se colocó

vamente no m

tando la mirada hacia dond

a? -lo escuché cuestion

de mis labios m

no soporta mucho el ruido, así que no escucho música, señor -su ceño al ig

te -susurró sarcásti

encogí de hombros y la risa de Becker me hizo mira

y difícil mantener

stas frente a su esposa -le repr

licia, creo que es obvio, hermano -miró la parte de mi cuerpo visible de arriba ab

sin saber

s que

importar, él es feliz -tragué saliva sintiendo mis o

al lugar que suponía era el baño, ya que hab

y mojé mis manos sintiendo un par de lágrimas salir de mis ojos. Así era como todos me veían, como la joven chica interesada que se casaba con un hombre mucho mayor que

yo joven y según muchos, hermosa, pues él solo

el antes de salir del baño. Al salir casi impacto con un cuerpo

o -dijo Klein sacándo

lgo que no sucedía hacía mucho tiempo, ya que Galicia era susc

an -susurré

ellos -dij

e hacía a un lado pa

cé mirando hacia la entrada que

lar, casi todo el mundo ahí afuera

quiere ser disculpado? -él me dio esa sonri

vorito? -mi ceño se fr

ucho el rojo -di

que alguien no me

iésemos teniendo una conversaci

, porque me hizo sentir en un lugar

que ir -dije señ

una suave sonrisa y caminé hacia la

o y me senté junto a él. Me acerqué levemente a s

o, lo esperé, per

siguió charlando c

ción entre Galicia y Meyer, sino que miraba de soslayo a Klein y en una de esas veces me atrapó observándolo y eso dio paso

a una sonrisa

zules se levantó y por inercia sus o

endió la mano a mi esposo y este la t

la sonrisa de mi esposo era enorme y continuó e

lein me tendió la mano y como en

mi mano con un apretón calculad

poder llegar a la salida. El frío de la noche azotó mi cuerpo trayéndome de vuelta a la realidad. Disfrutaba muchísimo

seguía flotando en aquella nube que había creado el señor Klein Hoffman, su manera de sonreírme, s

olo sonreír te h

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