UNKNOW ROMANCE
to. Debía admitirlo Kilian era el chico más guapo que había conocido en la última semana, o bueno el único apuesto que había ido en toda la vida a ese estúpi
u cabello castaño rojizo, sus ojos color caramelo, y su sonrisa deslumbrante eran lo más impactante de él, su personalidad era todo un sinfín de sorpresas. Siempre estaba muy animado a pesar de
isto de él en los últimos días, y que desea
las chicas que estaban sentada en las sillas
para acto seguido pasar junto a mí a despeinar mi rosado cab
stionó la misma chica de ca
tos vasos en donde servíamos el trago-, pero creo
ara tras escuchar mi respuesta marcharse a otras sillas más cerca del dichoso chico que ahora esta
rse, mientras yo como un completo idiota tuve que lidiar con los borrachos que se me abalanzaban
ora vivía en mi casa. ¿Cómo rayos habíamos llegado hasta este punto? Puse mis ojos en blanco, y de inmediato metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta, satisfecho con el
.
a solo un grupo de chicos que llevaban tomando desde que habíamos abierto, mientras que al otro lado un
o en mis manos, el único camarero y barman que tenía por el momento, la mayoría habían sido despedidos debido al mal tiempo que estaba teniendo aquel horrendo lugar, y con justos motivos, ya que era el peor pub de todo
do que en el justo momento en que Alemania metió el primer gol al equipo de Holanda, la puerta d
un poco la edad, además de su aspecto tan despreocupado, vestía unos jeans rasgados, y un desgastado suéter azul, caminaba campante con ese cigarrill
chico al ver que se mantenía en comp
te que tenga,
los tragos que se me ocurrieron, a fin de cuantas parecía que tenía bastante
ón de un parpadeo bebérselo de
aba cuando comenzaban aquellas charlas típicas de borrachos que en verdad no me
grupo de chicos que me llamaban a señas, puse mi mejor sonrisa forzada, escuché su pedido con atención y me ap
to, donde muchos se confundían, e intentaban coquetear conmigo, lo que no terminaba de la manera que la persona esperaba, algunos se asustaban por su pequeña confusión causándome gracia, y luego estaba el otro pequeño grupo a los que les daba exactamente lo mismo si era un chico, as que continuaban in
con el silencio que por el momento me rodeaba, el chico que se hacía llamar Kilian me indico con un ges
e alguien? -preguntó con cierta
No
ado con muchas chicas, pero después de una noche me aburro de ellas, y no lo sé, no estoy dispuesto aún a casarme, ni
os amigos, ante lo absurdas que me parecían sus palabras, cosa que pareció herirlo porque dejo al descubiert
l líquido del vaso de sopetón, dejándome boquiabierto a
huér
¿Hijos? ¿Ca
rtante-. ¿A que vienen tod
me el vaso para que le diera otro poco
anta curiosi
refunfuñó guiñándome un oj
empo para sobrevivir, a duras penas pud
jero... -me comentó sin la más mínima pizca de orgullo-. Regresé hace
lase de
oneó, y ante mi silencio bebió el poc
a cuerda, ya te
quedarme. Me han echado de mi casa, no puedo ejercer por divers
lo pa
asado unos dos días desde
uscando, y seguro te
o, viven le
dónde
de este país, tanto
o a desahogar tus penas con un descono
torpes manos la nueva combinación de bebidas que
es s
de una hora de esa manera, ya había perdido la cuenta de todas las cosas inútiles de las que había hablado, que ni me moleste en prestar atención, desp
marchando poco a poco, todo lo contrario, a Kilian, quien p
se había apartado de su grupo de amigos, los cuales s
l dinero que él me extendía sin vacilar, me dirigí a la caja registra
ian empujando al pobre chico, llam
dole las vueltas al muchacho-, no
ias po
ascullé con una sonri
quedad de su silla, sin pensármelo dos veces lo tome del brazo
la cuenta y v
e si ese chico me ha rob
as a que, por mi incompetencia, aquel hombre había log
a mi apartamento, y dejándolo que durmiera en el sofá, dado que no tenía ni papeles, ni absolutamente nada más que una caja de cigarrillos, y esa ropa que ya comenzaba apestar
i cama, después de haber cerrado con cerrojo la puerta del apartamento, asegurándome así de que no fuese tan grave el
o obstante, el chico estaba allí en mi cocina, preparando el desayuno, mientras, se bebía una taza de café. Me quedé hecho de piedra, ni siquiera
poco que tenía, lo mínimo que puedes h
grité aterrorizad
o tienes
te echen! -refunfuñé con una sínica
eres cómplice de ese chico
o lo
helo la respiración, se levantó del sillón para acercarse lo suficiente y de este modo pod
o era capaz, no era lo bastante valiente como para competir contra él, ya que sabía desde antes que ib
cil gracias a su espectacular forma de hablar, obtuvo en un santiamén un cambio de ánimo en el jefe, que yo jamás hubiera podido, todo de
n el mercadillo cerca de mi apartamento, pero él se aprovechaba de mi situación, me ponía entre la espada y la pared, no obstante, me había comenzado a acostumbrar solo un poco. A su risa escandalos
.
costumbre, después de haberse quitado gran parte de su ropa, quedando solo en calzoncillos. Que, para rematar eran míos. Yo por mi parte me escabullí a mi habitación. La única que había
ervé espantado creyendo por un momento que era algún espectro, pero
ñé cubriéndome la cabeza co
te, y tanto los truenos,
uré cerrando mis ojos de nuevo, y
cias,
a pequeña cama dándome la espalda. Ofreciéndome un