LA ESCLAVA SORDA DEL JEFE Y EL MAFIOSO ENAMORADO
tención, sino más bien como si estuviera confia
us ojos oscuros. Me devoró en
susurro cuando fina
, Ver
ntregado mi corazó
algo sagrado que solo tú puedes dar. Recuerda nun
n voz entrecortada-
iendo adolorida y nerviosa. Un calor carmesí comenzó desde mi pecho, hasta mi cuello y cubrió mi rostro.
a digno, Velbert seguiría siendo el homb
forma en que dijo sus palabras, como si hubiera un significado diferente detrá
e mi labio inferior. Acercó su rost
byacente, cinco palabras que salie
-sus
l, en mi Velbert. Temblé cuando posó sus labios sobre los míos, abrumada por
rado y mío. Salvaje y mío. Dulce y mío. Sabía a
la esposa de su enemigo. A mí, una mujer usada, un recipiente par
ta que estuve a horcajadas sobre su regazo. Velbert gimió desde lo más pr
nte, se
os cuando me apartó del beso y abrí los ojos de golpe. Los
s se distanciaron y nos quedamos fríos. Mi estómago se revolvió, se retorci
en la puerta y vi
Punto
agarró por dentro. Pasé de sentir calor a sentir
a mí. Su cuerpo se acercó más, como si quisiera esconderse en mí, mi cu
pude o
no.
mblaron. Ella comprendió mi silencio. Sus ma
ca, tenía que jugar bien las cartas. Aún tenía q
también; me obligué a
nas eran pesadas y lo suficientemente oscuras como para ocultarme. Me escondí det
rio, siempre era yo el que debía ser temido. La gente se acobardaba ante mí. Mis sombras los hacían temblar, sa
ez sentí mied
unilateral. Apreté los puños y hundí los dedos en la palma. El ligero dolo
voz, sentí que mis músculos se
ontratado hacía unas semanas, tras la muerte de Igor. Era una aliada, la m
eto ya no era un secreto si más de una persona lo sabía. -¿Cómo estás hoy?-, preguntó Seraphina. Solo hubo silencio por parte de Verónic
aphina suspiró y escuché que sus pies se alejaban. La puerta se cerró y exhalé un
la ventana, las cortinas se abrie
Ho
jodidamente linda. Nunca pensé que lo admitiría, pero, mal
y fueron reemplazados por la calidez que trajo la sonrisa de Ve
sto es peligroso -le expliqué. Sus hombros
aba, a
uerer alejarse todavía. Tuve que obligarme a soltarme de su abrazo. Verónica suspiró de satisfa
s, ella asintió. -T
rectos y la fuerza brillaba en su postu
satisfecha con mi promesa. Le di otro be
tenido miedo por mí cuando pensé que alguien entraría en la h
ío. Demasiado tarde, me di cuenta de cómo esto podría lastimar a mi Verónic
quería p
hibido, probar algo que no era mío. Quería poseerla, tal
La veo. La r
aba. Como necesitaba mi siguiente bocanada de aire. La inhalé
a mujer se convertiría en mi debilidad, pero caí en la madriguera del conejo. Quería mentir y decir que no había estado dispues
... hasta que ambos caímos
hombros, hacia la habitación de Verónica. Su mirada se endureció y ge
aba matando. Vi la frustración en sus ojos. Ygor emitió un so
o de Varouse Sallem, hacía mucho que lo estaba. Cuando se dio cuenta de lo imbécil que era Sallem, nos p
o. En cada misión había un Alf
e contigo en su oficina
gruñí. Sonaba como si me estuv
Lo habrías sabido si no hubieras estado pasando el t
n cuidado, Ygor. Hay u
ente cuidadoso. ¿Entiendes que no solo te estás poniendo en peligro a ti mismo, sino también a Verónica?
ención de que Varouse había lastimado a Verónica. Me volví para mirar a Ygor y le permití ver mis ojos, la oscurid