¡Ayuda, mi esposo magnate se niega a divorciarse!
Mitchel
da. Sin dudarlo, se lanzó hacia ella y la abrazó con fuerza. Las lágrimas rodaban por sus mejillas, pintánd
sintiera que su resolución se debilitaba ante el conmovedor espectáculo de Sylvia. Renee
rme. En ese momento intervino William, con una expresión tensa por la preocupación: "No empeoremo
do hice la vista gorda. Pero, ahora que Sylvia está esperando un hijo tuyo, un nuevo miembro de la familia Mi
, Sylvia bajó la mirada; su alegría por convertirse en
reve y complicada. "Mamá, puedo hacerme cargo de esto solo
ntra Sylvia?", replicó Esme con dureza. Su frustración
dijo a Esme: "Yo soy tu nuera, la esposa legítima de William. Sin importar cu
zó. Su respuesta fue cortante y b
cortejó a William; sin embargo, a lo largo de los años, tanto mi familia como yo hemos soportado inmensas cargas para apuntalar el estatus de los Mitchell. ¿Cómo
, sus ojos brillaron con desprecio. "Incluso mencion
venir con voz gélida y se
tarse una heredera sofisticada. Renee carece del decoro básico que se espera de una dama de su estatus. Siempre lo he dicho, es demasiado
soltó una risa cargada de desprecio y diversión. "Supongo que una rompeho
ella quien se había interpu
itchell, debido a su posición precaria, no podían ofrecerles ayuda directa. Fue entonces cuand
a, siempre esperanzada, persiguió incansablemente su fugaz atención. Irónicamente, la
d se fue profundizando con el paso de los años. Cuando William le pidió ayud
o, para su sorpresa, accedió de inmediato, lo que la hirió profundamente, pu
ue se convirtió en la esposa de William, Syl
fuerte bofetada. Giró la cabeza rápidamente, con los ojos ardiendo de fu
que puedes atormentarla solo porque es huérfa
quirió William, poniéndose delante
lugar de eso, soltó una risa teñida de amargura y expresó: "¡Oh!
avanzó y jaló a Sylvia del pelo, al mism
gundo en ajustar cuentas en ese mismo momento y lugar,
e niego a permitir que pisotee la dignidad de
le de su nuera. Criada con estricta disciplina, era el polo opuesto de la joven. Y en cuanto a Sylvia, siempr
e Renee arme semejante alboroto?". La voz de Esme se quebró
nces había permanecido como un observador silencioso. Con sus habilidades, podría ha
anecer pasivo cuando
e le rodeaba la cintura. Un instante después, sintió que su
tranquila; no obstante, tenía una firmeza inquebrantable y decisiva cuando le dijo a Esme: "Mamá, puedo maneja