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Velo de Venganza

Capítulo 3 La Reacción de Clara

Palabras:1327    |    Actualizado en: 26/02/2025

entamente de la cama, la habitación pareció volverse aún más pequeña, más claustrofóbica. Las palabras que se quedaron suspendidas en el aire no eran suficientes para lle

arrepentimiento y miedo, como si su propio reflejo fuera el de una extraña. Pero, por más que Ana intentaba analizarla, nada podía calmar el torbellino que

como si estuviera buscando la forma correcta de expresarse, de encontrar algo que pudiera revertir lo irremed

dieron incluso a ella misma. Su corazón latía desbocado, y la rabia la empujaba a mantener la distanc

ra la furia de la traición. Con un suspiro, Clara dio un paso hacia Ana, pero en lugar de acercarse, provocó la reacción contraria. Ana retrocedió instintivamente, un paso, l

. - ¿Qué lo siento? ¿Qué me arrepiento? Lo sé, lo hice mal. Pero, por favor, entiend

agen de Javier y Clara entrelazados en la cama seguía viva en su mente, y escuchar las justificaciones de Clara solo hacía q

escuchar ninguna otra excusa, ningún intento de redimir lo que no tenía

bía visto antes. En ese momento, Clara ya no era la mujer con la que compartía risas, confidencias y recuerdos de toda una vida. Ahora,

desbordaba. Ana la observó en silencio, entre la ira y la confusión. Cada parte de su ser quería sentir compasión por la mujer que había sido su amiga, pero el sufrimiento que le había c

jilla, y con ella vino una avalancha de dolor. Era un dolor que no podía procesar, una sensación de desgarro que no la dejaba respi

entre ellas. Era la tristeza de alguien que ya no sabía cómo volver atrás, de

intentara llegar a Ana con una sinceridad que, en ese momento, parecía inútil. - Pero

ento" podía borrar la imagen de ella, desnuda en la cama de Javier, traicionando la amistad que habían compartido por años? No, Ana, ya no podía

ando a una Clara que, por más que se hubiera roto en ese momento, ya no tenía cabida en su vida

e pudiera decir que cambiara la realidad de lo que Ana había vivido. Las palabras no podían reparar el daño, no podían borrar el dolor de la traición. Después de un largo silencio, Clara se levantó

uía golpeando fuerte en su pecho, pero ahora había una claridad fría en su interior. Ya no era la misma persona que había entrado en esa

ro en ese silencio, en esa soledad, comenzó a entender algo fundamental: ya no podía vivir en un mundo de mentiras, ya no podía seguir aferrándose a algo que nunca fue. El proceso

uevo. Aunque el camino por recorrer fuera largo y doloroso, Ana sabía que debía caminarlo, por ella misma. La traición le había robado mucho, pe

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