SOMBRAS DE UN MATRIMONIO OBLIGADO
arga de su vida, y aunque sus ojos seguían hinchados por el llanto, se obligó a mostrarse tranquila ante los emple
de novia que aún estaba arrumbado en el sofá de la suite. Mientras avanzaba hacia una mesa junto a una ventana, si
distrajera del desastre que era su vida. Sin embargo, su breve momento de calma se vio i
orpresa verte aq
o beige ajustado que resaltaba su figura, y su cabello estaba perfectamente peinado. Su
ratando de mantener la compost
ro, como si aquello no fuera un escándalo nacional. Luego añadió, inclin
garganta. No quería darle a Camila la satisfacción de verla
a de reacción, se sentó sin invita
-. Debe ser difícil para ti manejar todo esto... Ya sa
contestó Isabela, esfor
lares esta mañana, y... bueno, no son muy favorables contigo.
e que pudiera responder, un camarero pasó cerca de su mesa, llevando una bandeja con café caliente. Camila, aprovechando la oportun
mente mientras el café manchaba el delicado te
ió los ojos
Yo no hi
Camila lo ignoró y se centró en Isabela, su
í? ¿Es porque no soportas
pero su voz fue interrumpid
perfectamente planchada y unos pantalones oscuros. Su expresión
aquí? -preguntó, ace
ágrimas en los ojos, jugand
le. Isabela tiró café
sabela, que estaba sentada, incapaz
bela? -preguntó c
tratando de mantenerse tranquila-. Fue
roso, agarrando el brazo de Leo
Es comprensible, pero no
bela, su rostro endu
la? -preguntó-. ¿Humillarla?
intió que el aire la abandonaba, y por un momento, no pudo de
ue mi
nardo con sarcasmo, señalando al hombre qu
tó hablar, pero Ca
e sentido discutir. So
brazo, guiándola hacia la salida. Antes de
pienses en lo
que las lágrimas comenzaban a brotar de nuevo. No podía entender cómo Leonardo podía creer en las mentiras de
quedó sola, el camarer
lo que pasó. Ust
dedicó una s
no importa. Él n
siendo la víctima silenciosa en una historia donde todos parecían conspirar en su contra