Me Quemo por Ti
s furtivas. La fiesta, que al principio había prometido ser una oportunidad para relajarse, se había transformado en una serie de interacciones incómodas. Las luces
de la noche conversando con su hermano, Tomás, y algunas de las personas que se acercaban a la mesa del buffet. Sin embargo, Ana no podía evitar sentirse desconectada de todo lo que la rodeab
o estremecimiento recorrer su espalda. Fue una presencia sutil, pero penetrante. Sebastián levantó la cabeza rápidamente, s
ra reconocido. Gabriel. No era un desconocido para Ana, ni mucho menos. La última vez que lo había visto, el tiempo parecía haberse detenido
de desviar hacia Ana. Los ojos de ambos se encontraron brevemente, y en ese instante, el mundo alrededor de ellos pareció desvanecerse. Era como si las palabras no fueran n
speraba. Era una mezcla de sorpresa y algo más profundo, algo qu
iliaridad. No era una sonrisa de bienvenida, sino más bien una sonrisa de conocimie
rnos al día. - dijo Gabriel, mientras su mirada pasaba por encima de los r
nergía que había surgido con la entrada de Gabriel. Había una tensión palpable, como si el aire se
que había comenzado con una de las tías de Sebastián. Sin embargo, sus ojos no podían evitar seguir el movimiento de Gabriel. No solo era su presencia lo que la de
ecta, casi desarmante. Sus ojos, tan intensos como ella recordaba, la miraron con una m
briel, su voz grave, pero suave, como si estuvier
leve escalofrío, a
u mente estaba llena de preguntas sin respuestas, y la cercan
esperado de la tía de Sebastián cortó el aire tenso. Ella se acercó a
eer cuánto tiempo ha pasado desde aquellos días en que ustedes dos... bueno, tú sabías todo de Sebastián, no solo c
ebastián, que intercambiaron una mirada significativa. Sebastián, que hasta ese
al respecto. Solo levantó la copa de vino que tenía
ando entrever que había mucho más detrás de es
ban esas palabras? ¿Qué tipo de amistad, o algo más, había compartido Gabri
evocablemente. La tensión estaba palpable en el aire, y Ana no podía evitar sent
del pasado. Y Sebastián, a pesar de sus intentos por mantener una
dicho, lo oculto, lo que no se había revelado aún