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Atracción, irresistible, prohibida, fatal.

Capítulo 3 Infierno.

Palabras:1030    |    Actualizado en: 25/02/2025

recreo, cada encuentro en los pasillos era una batalla silenciosa. Sus amigos

Ainara mientras limpiaba

, solamente trope

ojos abiertos en grande-. Esa palabra no

a-. Todos vimos que se tropezó por accidente y no tiene l

cruzó de

arqueando una ceja-. Él debería de irse a la luna, así d

almente que eres testaruda, na

ió un proyecto en parejas. Ainara y Mauro intercambiaron

s en este proyecto -dijo la profesora, si

la mano, intent

rme de pareja? -preguntó,

adas. Estoy segura de que podrán trabajar juntos si

rustración y se acercó a Ai

pados en esto juntos -di

a, mirando hacia otro lado. -Vamos a

pienses que te invitaré a mi cas

s de disgusto. Ainara sacó sus notas y comenzó a hablar sobre el proy

encargarme de la investigación y tú pued

entación? -protestó Mauro. -Podríamo

o y yo prefiero la investigación -respon

haga todo el trabajo pesado -dij

n silencio, cada uno concentrado en su parte del proyecto. A medida que avanzaban, se die

la estallar. Ainara y Mauro sabían que este proyecto sería una prueba de fue

¿Se destruirían ambos? ¿Qué podía

-pregunto Francisco al

ie

¿Tienes muchas tareas? Ya verás qu

ismo de sie

lamó al ver que se di

sa a

emana de paseo, sé que he estado ocup

uspiró y

n tu novia, ¿no dij

ro compartir m

ara no dij

an mala del todo, él sentía que no era suficiente lo que h

━◦○◦━◦○◦

a través de las ventanas de la biblioteca escolar,

otro, rodeados de libros y cuadernos. El amb

erna? Me desconcentras -recla

desdén, sus ojos l

concentrarte en tus "importantes" estud

a por el pecho. El sonido del lápiz de Mauro rascando el

r juntos. No soporto estar cerca d

eca, su mirada fija en

o sacamos buena nota en este proyecto, ambo

resentimiento. Ainara podía sentir el calor de la tard

do de la silla resonaba en sus oídos como

rápido -dijo ella su

y tinta llenaba el aire, mezclándose con el aroma de los árboles que entraba por la ventana abierta. Amb

de la mirada de Mauro sobre ella, como si cada palabra que escribía fuera juzgada. Mauro, por s

erno -murmuro Ma

ra en voz baja, pero sufic

ada uno perdido en sus propios pensamient

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