EL GERRERO DE MI CORAZÓN
-anunció Brad, justo cuando Michael regresaba al motel, c
la llamada que debió haber despertado a los otros dos mientras Michael se encontraba fuera. Catorce años en el cuerpo
el chico no e
había necesidad de provocar a
por Pedro? -preguntó Hebert, sofocand
-dijo Kurt, que había e
el ya sabía la respuesta; solo quería h
cogió su portátil y consultó el programa de r
es? -preg
Si el ayuntamiento abre a las ocho,
el hombre era tan hábil como Michael sospechaba, nunca la recuperarían. La chica estab
agua c
desde que habían llegado. Su pelo caía en una masa rebelde e ingobernable que seguro había desafiado su intento
como si estuviera aguantando a duras penas. La empa
el agua esté más caliente po
guió. Las princesas no se duchaban con agua f
ea, maldit
aquí -le
Lo llevó dentro y lo puso en la estufa de leña. Luego salió a buscar la manguera, la puso en marcha y lo a
ue Kamila le dedicó
que ahora estaba sentado en el sofá, calentándose y molesto mientras la imaginaba holgazaneando en su bañera. El olor del jabón salió por d
e obligó a sí mismo a leva
cuerpo de ninfa, mojado y reluciente, lo asaltó. Ahora estaría buscando la toalla extra que él le había
o. ¿Y qué? Había muchas cosas a las que él había renunciado, como el whisky añejo, un ja
ivo que había examina
reconociendo el núme
uno en una panadería local mientras Michael y Hebert buscaban l
-. Señora, necesitaremos que nos preste esto -dijo a la vez que se g
rarlos-. ¡Estos originales no van a ninguna parte! -ex
zo un gesto a Hebert para que esperase. Inclus
sero, contento y tranquilo, al contrario que hacía un momento, cuando había alborotado tanto que Kamila optó por rogarle a Mike que lo llevase co
l brusco giro que llevaba hacia
tono poco amable. El valle de abajo tenía pequeñas casas de recreo, graneros y árb
Mike le dijo
diestro, y se le revolvió el estómago. No eran tan insensibles como parecían. Se había tomado el tiemp
impulso de conocerlo
él-. Soy
o instalarte
ros, mantuvo los ojos a
Iba a tener que quedarse aquí con él durante mucho tiempo? Las habilidades d
acostumbrado al sil
es Lan
mpensó con u
n
se volvió i
rra mientras vivíamos en Alemania. Por supuesto, solo papá lo sabría, por eso lo e
o, maniobró alrededor de un bache y disminuyó la veloci
n hombre -afirmó él
loraron a los o
helando el sonido de su voz-.
lefónicas. No quiere que nadie sepa dónde est
s cuarcitas brillaban bajo el torrente de agua clara. Cuando se recuperó, mi
-le preguntó-. ¿
donde
ión le pare
a dond
cendió la radio, interru
o quería que ella supiera nada de él. Bien. De todos modos,