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El juego De Dios [BL]

Capítulo 2 El Juego del Dios

Palabras:1130    |    Actualizado en: 10/02/2025

o que sacude un hormiguero por aburrimiento. Para él, la humanidad había dejado de ser interesante. Eran inhumanos entre

a primera puerta. Pero no era un caos sin control. Él no era un dios descuidado. Diseñó un sistema, una red invisible de reglas para contener las hordas d

bía sido abierta, y la caza había comenzado. Observaba con la misma indifere

n contra criaturas que jamás debieron existir en su mundo. Para él, era solo un ciclo más. Había

tonces,

Solo un humano más... y sin embargo, algo en él estaba fuera de lug

frunció

s mi a

nsamiento, decidió

se abrió. Primero fue un rugido sordo, como el g

do. No hubo advertencia, no hubo salvación. La ciudad, su hoga

él no

Tomó aire, ajustó el agarre en su arma improvisada proporcionada por una pantalla que decía s

go ava

. Pero él seguía de pie. No por astucia, ni por un entendimiento profundo de su situ

acía fas

mo un héroe. Solo corría, golpeaba, resistía. No peleaba por glor

on una mezcla de div

ánto puede

dejó caer una s

o a

quemaba los pulmones, pero tenía que

intió su cuerpo gritarle que se rindiera. Pero no

a ellos. Sac

arriba y lo vio. Era enorme. Sus garras brillaban a la luz de

e inmediato. Como si esperara.

y aferró su arma con manos temblorosas. No tenía un plan. No t

aró par

apartar l

lero, alguien que no debería haber durado tanto en su mundo perfe

mple interés. Era deseo, era

humano podía provocarle esto? Un sonrojo leve adornó su rostro,

surró sin d

humano cayera. No cuando ap

re él. Su bendición lo envolvería como un escudo invisi

había c

o se lanzó

re los escombros y sintió las garras rozar su piel. Su corazón latía co

s, algo extr

venía del miedo, sino de... algo más. Sus músculos dolían me

ielo. Una silueta lejana, ojos que lo o

estionarlo. Agarró su arma con más fuerza y enfrent

ya no era el

, que había traído tanta destrucción, quedó bajo su control, pero no la deshizo. La

r qué lo hacía, le resultaba cada vez más fascinante. Había algo primitivo en

ientras su sonrisa se curvaba sutil

n denso, aunque las ruinas de la ciudad seguían ardiendo. Miró alrededor, sintiendo una extraña calma. Las

s porqués, no en el origen de esta pesadilla, sino en un solo p

. Sobr

ás, dio un paso hacia lo que p

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