Mi romance con el CEO frio
tilla japonesa y unas tortitas de patata con queso. Mientras servía est
. Faltaban quince m
iosamente con sus piernecitas corta
a comisura de los labios y gruñó fríamente: «Hue
é r
án desde el piso de arriba mientras p
: «Si te gusta, a me
pente y preguntó: «Por cierto, te quedas aqu
un amigo del
abía oído que el señor
l ceño y asintió
speraba», d
speraba que el señor Chapman tuviera un c
to como si estuvieran en su propia casa, lo que demostraba
es f
do a su comida y r
n que babeaba a su lado. Sus ojos parecían decir
apariencia noble, pero el otro no veía la hora
graviado: «Es que no quiero q
la frente y se dio la
inó de comer, ya eran la
spacio y met
que quedaban sin comer en un plato pequeño y se las
ó a Lottie, que seguía de pie, inexpresiva, en
ría en el
arrogante. Cuando se volvió para hablar con ella, su mir
apsus momentáneo
iró su diminuta espalda y
arse a este entorno, no le tocaba a ella se
ocina y el comedor. Cuando todo estuvo limpio,
y se dejó caer en el sofá,
ión de los ni
s tortitas de patata sob
la pared, dándole la fría espa
ue
o de tortitas de patat
se qued
cho el acuerdo de que nunca debemos permitir
e traicionaras tan
cama y miró la espalda de Fa
a madre aunque
la pared con sus diminutos dedos. «¡Quiero
ientras miraba al techo y susurraba: «P
Fabián, así que sabía muy bien que
ría ser soltero el
bajo era bast
stá m
ño. «¡Mamá debe de seguir viva
os e ignoró los mu
nstantáneamente en el silencio, con e
ntillas, se acercó con cuidado a la mesita de noche de
vó a la boca, los ojos de Fabi
demasiado
abroso que la comida c
el plat
z infantil de Elías, que estaba tumbado en la
bajo mi p
ió a quedar
dijo: «Elías, er
sus travesuras con despreocupación, pero
e su cocina era
un fuerte mordisco a
a del
tas de patata, Fabian cogió e
eras, vio a Lottie
aba acurrucad
u cara limpia y bl
activa y también
que fuera su m
tió una mirada que la
, y frente a ella estaba
frotó los ojos somnolienta: «¿No es suficiente? ¿Quieres c
que ella lo había confundido con Elí
quería c
Lottie se le derritió el corazón. Levantó la mano y l
a mientras pensaba para sí misma: «¿No dijo
cocinado mucho h
paró una comida ligera qu
se la
e quedó bo
te niño... ¿No e
uenco y le pidió que
nalmente no pudo evitar preguntar: «Elijah, ¿
to, pero luego sonrió con picar
ir de ahora, ¡tienes que doblar la raci
que Elías le dejara los platos poco apetitosos, así que v
as, pero asintió de todos modos. Sonrió y limpió l
tas hechas por ella misma, que había preparado a
para frotar la cabeza de Fabian,
damente corrió escaleras
respiró hondo y regresó al
iba
eléfono vibró dos
éfono con sus delgados
ías: «Ha
ientras hacía crujir una galleta en su boca, dijo:
or el bien de mi estómago, v
ono, levantó el dedo y l
ía obtener una licencia ma