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Secretos Bajo la Piel

Secretos Bajo la Piel

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Capítulo 1 Un favor

Palabras:1663    |    Actualizado en: 10/12/2024

examen final del semestre, ambas exhaustas. Ella, como siempre, impecable y llena de energía a pesar del cansancio. Yo, en cambio, sentía que mi cabello y mi

su inquebrantable optimismo, me s

unque lo de las dinas

iré, tratando de ignorar cómo el sudor

ntrevistar a Carlos Torres, conocido como "el Chino", el arqueólogo más rico y famoso del mundo. Había leído tanto sobre él que

eció con fiebre y sin fuerzas siquiera para levantarse de la cama. Me miró co

ir tú, Aletx

a me a

ada de entrevistas, y me

zó las llaves de su auto. Un reluciente convertib

rquitectura moderna y detalles clásicos, como si el tiempo no tuviera poder sobre él. El interior era igual de impresionante: suelo

ibió con una sonrisa

rdad? Por aquí. El señor

ta una puerta de madera tallada, tan grande y majestuosa que par

ela

perfilando su silueta. Era un hombre alto, de hombros anchos, y de esos que te hacen pensar que los dioses deben haber estado de b

esculpidos con precisión, y unos ojos oscuros y profundos que parecían estudiar cada rincón de mi alma. Su cabello, negro y

ave, envolvente, y me hizo olvidar por un se

ra de lugar, tan insignificante. Ahí estaba yo, con mis jeans gastados y una camiseta que apenas lograba disi

da, y ese simple gesto me hizo tragar sali

stificarme mientras le estrechaba la mano

onrió de lado, mostrando unos dientes

ueno, no. -Sentí que me ahog

no supe si estaba entretenido o sim

iento, p

e libros antiguos y artefactos que parecían contar historias de civilizaciones olvidadas. Pero lo que más me inqu

a preparado, pero sus ojos no dejaban de observarme, c

quez... ¿cómo terminó aq

aba enferma, y yo era solo su reemplazo improvisado? Por suerte, él pare

las quietas. Respiré profundamente, intentando calmarme, pero su mirada me atravesaba como un rayo. Carlos Torres no era solo impon

erviosismo,

z? -preguntó con un tono que m

antó de su silla y dio la vuelta al escritorio, tomando asiento en una silla frente a mí,

so. -Sonrió levemente, y sentí que la sangre

e debía mantener la compostura. Saqué la grabado

n poco nerviosa.

¿por qué

. No quería sonar poco profesio

rma para venir. Ella es la periodista

si mi respuesta

lo sencillo. Empiec

logía. Él respondió con precisión, aunque su tono dejaba claro que este tipo de entrevistas no lo emocionaban demasiado. Las siguientes preguntas fueron similares

en presencia de alguien de otro mundo, completamente fuera de mi al

é a la pregunta número diez. La leí en voz

.. o simplemente no le

que él podría escucharlo. Sentí cómo mi rostro se encendía de vergüenza y levan

té las manos, como si intentara defenderme. Señalé el

una ligera sonrisa apa

Diría que más b

arté la mirada, fingiendo revisar la sigu

le interesa

ró rápidamen

que... -Las palabras se amontonaron en mi garganta, y su

os se clavaron en los míos hizo que mi corazón diera un vuelco. -El trabajo

ándome en la siguiente pregunta, pero no podía sacarme de la cabeza su respuesta. ¿Cómo

da para ver su expresión, sentía que mi nerviosismo volvía con más fuerz

a. -Su voz interrump

Qu

a once. No

uenta de que estaba tratando d

e profundo -¿Qué b

o y cálido que hizo que

te, esto lo es

s mejillas ardían, y quise

e la re

decir. ¿Era u

palabras. Él se inclinó hacia adelante, apoyando los codos

que no se impresione por lo

alabras resonaron en mi pecho. Durante unos segundos, olvidé por completo dónde estaba o por qué. So

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