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Soy una sugar baby del Ceo

Capítulo 4 C.u.a.t.r.o

Palabras:1677    |    Actualizado en: 16/03/2021

ulo c

presentarte con esos har

talla grande. La furia lo dominó y su asqueroso rostro que tanto recordaba y me daba pesadillas por la noche, me hicieron

é gritar a Max

ogaba que tuviera alcohol y comencé a ingerirla descarad

usca de un baño en el cual refugiarme. Encontré lo que parecía uno y abrí la puerta d

o, ahogando gemidos mientras un joven de unos veinticinco años, moreno y de gran contextura física, le levantaba el

irada hacía mí, con l

lamé, con las mejillas ardiendomé

e escuché decir a la madre de

iarme y así poder calmarme. Piensa en mariposas y no en la vieja en la que e

e no había nadie. Me topé con el cuarto de limpieza que era mucho más grande que mi cocina. Prendí la

errando los ojos y sintiendo como mi cabello se pegaba a

¿Está

ás de la puerta re

No

upuse que estaba aliv

abre la

Max —inquirí, llevandomé las manos a

eó la manija de la puerta y la abrió, haci

abajo? ¿Por qué saliste corriendo

icio, incluso su paj

s calles más prestigiadas de New York, del cual renuncié. Es el que me

ando su cuerpo en el estante má

humillarlo y que casi recibe una demanda? —la voz

oz temblorosa y al borde de las lágrimas— Se te mete en la cabeza con sus crueles palabras, ¡tanto que llegas a creértel

sin saber qué decir. Me temblaba el cuerpo como si hic

, destr

re los hijos se ponen del lado de su padre por más situac

r una vida mejor había sido eliminada por tu cob

ia algún punto del cuarto—, y una vez fue tan fuerte el golpe que caí por las escaleras que acabas de subir. Mi madre no estaba, cuando regre

biese costado hacerlo. No podía imaginarme cómo Walter podía herir a alguien c

allí, en esa habitación que apenas era iluminada

local en esa calle, ya que todos los empleados renunciaron y ahora él está mal visto. Tiene en su totalidad cinco comerci

sensación de satisfacción que alguien me hubiese dado.

te, Max? —le pregunté, apart

era tan cariñosa y apegada

trabajo y nos concentramos

s vamos ente

tomó de la mano y salimos del cuarto. Al mismo tiempo, la madre de Max salía del baño pero sin el joven que cochinam

o más antiguo que se ha visto. La próxim

idiado por su comentario tan fuera de

¡Nosot

ñora—lo interrumpí, entrelazando mi mano con l

frente, atrasandon

odo de protesta—. No luego de lo que me ha contado tu padre. Por culpa de es

osas se hablaban a puertas cerradas, sin embargo, había logrado que

vos para hacer semej

!—le gritó la vieja

as de estar aquí. —escupí, soltando la mano de Max para

casa d

ioso—Querian que traiga a una sugar baby, insistieron como be

a. Las personas continuaban ajenas al asunto, disfrutando de la música clásica que sonaba, charlas falsas y sonr

tandomé un bledo que la gente se me quedara mirando, ya que s

aro de presentarte aquí

ncontrandomé con m

musité, tomando otra copa para bajar

o, haciéndome sentir su perfume agrio, asqueroso. Quis

ca llegarás a nada, arrastrada y caza fo

champagne en el pecho, empapando co

de la mierda!—lloré, c

do, mirando su pecho empapando y el enfado lo invadió de tal manera que cuando vi que estuvo por le

riple de gra

ax, con los dientes apretados y co

e su hijo y lo miró, enf

deja de bocadillos al paso y una botella cer

da era necesario,

levantada y con una ceja arqueada, disfrutando

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