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Soy una sugar baby del Ceo

Capítulo 3 T.r.e.s

Palabras:4557    |    Actualizado en: 16/03/2021

ítu

responder y qué pensar sobre dicha

e pregunté, algo consternad

echándose hacia atrás inme

bes qué? Mejor olvídalo

repentimiento, pero estaba sien

luso un perro. Puedo ser lo que desees —in

s, rendido. Lanzó un

u otros beneficios (o recursos) por participar en una relación. Puede incluirse el contacto carnal o n

que parara la explicación. Asentí pa

e sea tu sug

organizada por mis padres, entre amigos de ellos

a y pensamientos negativos que puede intentar suicidarse nuevame

e vigilada, podrás salir a despejarte un poco, ventilar tu mente

parte del dinero para ir a un psicólogo. Te

de sorpresa y se inclinó sobr

. Voy a conseguirte al mejor psicólogo de la ciudad, y yo me

ta tarde de que mis ojos se habían llena

amente, con la voz rota, arrastrando la sill

acío en mi pecho volvió a resurgir, aunque el alivi

cálido tenerlo a mi lado, era extraño sentir el contacto de un hombre tan genti

psicólogo y buscar ayuda—confes

serás mi amiga, yo estoy aquí para sacarte de la o

aquella persona que tenía a mi lado

eran míos y que claramente los había traído de su apartamento. Yo no podría costear nunca

e me había s

ue estaba tratando con una loca. No quería atemorizarlo con lo que me est

gradable conmigo, no

al, habrá personas muy importantes e incluso inversionistas interesados en las acciones de mis padres. Habrá comida grat

te. Tengo algo de dinero de mi ex empleo, me tomé la molestia de sacarlo yo misma de la caja regis

idarte?—se escandalizó Max—¿Por perder tu e

cuentra a un autobús de aquí. Mi jefe tenía la costumbre de humillarte, acosarme y explotarme laboralmente. Decidí renunciar, y aho

percibí como sus puños se apretaban e intentaba ocultar su enojo h

en marcharte de un lugar

s lugar para lograr sanar—le re

dándolo en una bolsa de papel en donde lo h

s de infierno—me dijo, entusiasmado y hasta creí que

que puedes comp

nos. No te preocupes. No sabes el e

aber que sir

su dedo con mi piel me hizo estremecer de cierta forma.

muy valiosa.—me dijo, con su voz tan sua

on florecer una son

e las terminaré creyendo, Max—me re

é a trabajar, compraré ese vestido y esos zapatos que tan bien te quedarán esta noche —Sonrió, tomando lo que le pertenecía par

parte por mi y v

e saludo militar donde sus dedos se posaban sobre

pemente la puerta que clara

sperando a que dijera algo—. Gracias

to tierno al verme y

me salvarte, amiga. Pas

al poder lograr hacer un a

la silla que estaba pegada a la puerta para que esta no se abrier

r, para que pudiera contemplar su vestime

ía cortado el cabello y le quedaba genial. Sus ojos caramelo irradiaban entusiasmo, tenía puesto un esmoquin oscuro ajustado al cuerpo, haciendo

staba tan arreglada como él, sino que tenía la

glarme. Siento mucho que me en

aquillaje o ropa elegante, puedo asegurar que verte con la

ue empiezo a sospechar que no naciste aquí, Max. —l

encajaba en el mi

ilia a los trece años. Así que aprendí hablar de manera

! Que hermoso lo

—dejó las bolsas con diferentes logotipos encima de la me

i rostro en mis manos ya que reconocía las marcas de las

l monto de cada cosa que cons

” de su boca. Quizás lo hacía para no hacerme

ti una diosa—me dio las bolsas que torpemente tomé y las pegué contra

curiosidad que me hacía sentir extrañ

rré, y me marché a mi habitación con tanta cu

ios, preguntandomé cuál abriría primero. Opté por la bolsa de Vict

ropa interior?! —le gr

ponder, y es

te asustes, no tengo intenciones de llevar a la cama a mis ami

de regalos, Max! Es

do, lo

sa, en la cual encontré un precioso vestido que

color que se lucían en los hombros. El vestido era tan largo que seguro me llegaban a los pies, quizás con

r la bolsa que contenía la caja de zapatos más hermosa del mundo

ntenerlos en mis pies y no caer. Agradecí con todo mi corazón que no se t

a elegir y puro maquillaje, como sombras de ojos, mascarillas para la

esaltara porque estaba demasiado cautiva

callada, da señales de vida por f

e suicid

ejas p

S

con una sonrisa y con sus manos me

todo? —me preguntó—. Es

haciendo un gesto con la mano apuntando hacia las

imaginarias realizadas con sus dedos —. He llamado a uno de los mejores psicólogos de la ciudad, el señor Fausto. Tienes cita el viernes, estamos a m

é—. Gracias por localizar a un psicólogo, Max

anos sobre el colchón y lo abracé, rodeándolo con mis brazos alrededor

rdó en corresponderme el abrazo. Haciendomé sentir sus enormes manos sobre mi pequeñ

entos difíciles. Es como si el mismísimo Olimpo

a.—me soltó como si fuese frágil y con una

media. Me había dejado el cabello suelto, ya que lo tenía liso, lamen

le, me observé a mi misma, intentando reconocerme. Mi rostro, maquillado, destacando con simpleza y el v

sde mi ventana. Seguro a mi cuerpo le estarían haciendo p

r y las llaves del apartamento, y algunos maq

re m

a ternura proveniente de su rostro había desaparecido, suplantadolo lo que parecía el deseo de un hombre.

parecía más joven de

Ada Gray —soltó, c

s regalado me ha

dar una vuelta, dicho a

e declaro un gran admirador tuyo, amiga mía—me dijo, cua

crees que

sto beso en la frente. Dicho

rovocandomé un fuerte escalofrío que recorría inmediatament

listos, a

edificio, me paré en seco y él me

temerosa—. Literalmente me estoy marchando con un desconocido, a una fiesta rodeada de

e necesitará defenderme de algún imbécil que decidiera acosarme

des confiar en mí, prometo no defraudarte. Aunque suene extraño, te es

inesperada. Ar

s que voy a tra

o y levantó el mentón, co

d. No suelo llevar a mujer

a camioneta negra nos estaba esperando fuera, con la luz de

una sugar baby a la

udándome a subir. Por lo que pude ver, al

te lo e

ta de ser una sugar baby era muy tentadora. Quizás así podría saldar mi universidad y tener una profesión a

o algo al chófer que no pude oír. Cerró la puerta

ro a veces necesitan salir con otras personas, conocer gente nueva. Los dos me han dicho que tener un sug

omo una relación sana o

obligan a llevar

apartó la mirada. El coche

las tres de la mañana y que te comenten todo el tiempo lo fantástico que es tener una relación así—soltó, en seco—.

implemente ig

asar por una sugar baby para que crean q

que recurras a mí y

o, cómo si hubiera dic

una por el resto de sus vidas. Son capaz de arruinarme monetariamente, cuando te metes en un círculo así, debes sabe

s arriesgado de

o explica p

por f

o eso no te asegura nada. Quizás puedo ser el peor c

nó con l

ue estés

l comentario no le había hecho gracia. Púb

, lo acepto sólo porque lo tomo como un trabajo! Favor

puedes negarme que ser una s

una pelusa imaginaria en el

rialdad y tomó mi mano que había posado r

aceptes, tú no sabes quiénes son y qué quieren de ti. Prefiero ser yo el que te esco

hecho entender que hablaba muy

ue te haga enfa

ioso pensar que, aunque ambos estuviéramos merodeando en nuestros

fuerte patada que Max lanzó contra ella para ingresar, la puerta parecía giratoria así que no tuve más remedio a qué

ión entre dos muros de aligustrina. Las luces de la calle iluminaban su camino, haci

cedió con lentitud. No pude ver demasiado detalles sobre el gigant

amente dónde me estaba metiendo. El auto aparcó

a bajar—me dijo Max, ta

e y abrió la mía, mientras yo

eguro sigues sin conf

ervito comienz

que aún no saliste corriendo.—se rió, ofr

se abriera para disimular lo impresionante que era. Las luces ahora iluminaban el jardín, el camino de piedras blancas que llegaban hasta las e

e a alguien. Aparté la mirada al instante, no quería que p

tes de llegar a ella, ya que son algo mayores y podrían

acue

miró de arriba a bajo y me son

dijo y yo sentí cosq

or ti,

e. Mis mejillas se ruborizaron y aparté la mirada de la intensidad d

e destacaba más que ella, se hizo presenten. Una sonrisa se ex

ecía tenso en su lugar, con sus labios apretándos y mirando

en mí y su rostro pasó d

Gray, amiga

escasos besos en cada mejil

voz baja a él, como s

era esta noche. Veo que tu rostr

tratando de salvar aquella situación tan incómoda

pura. Mierda. Quería darle una bofetada por ser tan ar

nuestro hijo. Por lo menos conseguiste a una joven con rostro de

la defensiva

—. Tú y papá querían conocerla. Te la presento y l

me pagarán por ello, ya me hubiera mar

carraspeó ella, per

or esta noche—me susurró Max ta

entarme el s

na sonrisa, ocultándolo

a noche más lar

de telas desgastadas que tenía hace pocas horas en el apartamento. Candelabros hermosos, pisos inmaculados y encerados, personas

con un gesto de cabeza y levantando

a de aquí tiene dinero suficiente cómo para ofrecerte ser su sugar baby. Algun

e perderme? —le dije,

ferta tan tentadora que te pon

el mismo tono de voz—. De toda las per

resentaré

ordete y de baja estatura, que estaba de espalda a

Pa

enzaron a temblarme, sintiendo como estas se volvían gelatina, la respiraci

ax era Walter

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