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Arderemos en lo prohibido

Capítulo 4 Planes.

Palabras:1504    |    Actualizado en: 18/11/2024

con Walter, y respiro con alivio c

el castaño y la rubia l

- lo odiaba, con todas sus fuerzas, no importaba que hubiera pasado un año detrás de ella, ni sus estúpidas flores, ni qu

za, al tiempo que se sentaba frente a ella, Walter solo suspiro y se largó a la habitación que el avión privado poseía, ver discutir a eso

despedazara. - la joven no mentía, los errores que Renzo cometió fuero

té en su cuenta bancaria, comprende Liz, te hice un favor, él solo te queria por nuestro dinero y poder. - Lizbeth achico sus ojos con ve

as en arenas movedizas y aun así te mueves tanto como una serpiente, pero que pesara lo mismo

niñera de Renzo y Lizbeth, ella era la más madurade todos, debería estar trabajando codo a codo con s

quizás al ser hombre y que no quisiera nada serio con nadie, salvo con Liz, aunque Dalia lo conocía, Renzo estaba atrás de un espejismo, un capricho, el típico niño que no quiere algo, hasta que otro lo toma, eso era lo que sentía por Liz, solo

os golpes que

es, Renzo, tú te encargaste de que Lizbeth sepa que carga con la maldición de ser una Bach. - dejo salir su frustración, porque ella también cargaba

aldi

antoja dispuesta y mojada esperándolos en la cama, para nosotras el dinero y poder significan solo una cosa... nunca nadie nos vera

las personas huyan de ti. - dijo

solo mi hermana y tu he

oto Walter y Renzo g

finitivamente no, ¿acaso no escuchaste que insinuó

s a la cama alguien luego de dos, tres citas a no ser que sea algo de una noche fogosa y que luego, yo si te vi no me acuerdo, pero las mujeres literalmente se nos tiran encima, para que las llevemos a un hotel y luego, se

es imp

por nuestra fortuna, no porque nos aman, salvo que alguien duerma contigo sin saber tu

ar y las conclusiones que estaba sacando no le

de lo

las tardes en las que caminaba con su abuelo Sug, mientras Shen veía el jardín Norte, quizás

no tu. - regaño de manera dulce Mei, era la menor, la mujer de

os, sabía que las lágrimas de Huang eran de pena, dolor, agonía, pero no eran por su abuelo, estaba seguro,

sabiduría del abuelo, pero no te dejaremos solo. - él los cuidaría, sería la garra más fuerte del

lo se. - aseguro

ago Mei, la pacien

nada, solo ex

sucedía solo podía ser por dos razones, él había cometido un error que ponía en riesgo su bienestar, o alguien que él apreciaba

ra algunos los Bach eran reyes, otros los consideraban dioses que ayudaban en el momento preciso, y para algunos eran el mismo diablo tentándolos a darles lo que desearan a cambio de que les debieran un favor, uno que ellos cobrarían como y cuando quisieran; pero, había algo en lo que ambas familias eran iguales y eso era el amor a sus hijos, mientras Linda y Rene se propusieron aprovecha

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