Guarda el Secreto
leay
fé...- comenta Killian acercándose a la isla. Me da
ez. Sus ojos azules me transmiten calma, mientras me transporta
o...- digo y me rob
porio Armani gris que resalta sus 1,87 de altura y ese hermoso y trabajado cuerpo. El gri
.- se para frente a mà y me observa con
ángel incapaz de romper un plato. Pero cuando estamos solos saca su lado diabólico, no para mal, sino para h
yunos?...- pregunto traviesa. Me mue
expresión mientras se vuelve a acercar a mÃ. - ¿Q
ondo abrazándolo por el cuello. - y me lo
...- me
mbién t
*
so vivir en Östermalm me puse muy nerviosa porque iba a pasar de mi pequeño piso a una mansión. Nunca creÃ
colegio al que iba en la primaria. Nosotros ocupamos el tercer piso, el segundo es para los invitados y algunas actividades como el gimnasio, y en la ú
quienes tratamos con mucho respeto. Killian puede ser la
n lugar perfecto para descansar al aire libre, leer, hacer
...- le pregunto, ya que
ar...- me responde apenado. Sus ojos azules brillan con inocencia, son
o sin dejarl
a una manzana de Madsen Company..
lleve mal con su familia, simplemente porque no comparten la misma visión de futuro. Al retirarse, la empresa famil
ra de tu hermano...- le digo s
s los documentos, podremos ir a comer a ese restaurante franc
yden
suspira. - Me gustarÃa que se llevase
tá b
para abrir su maletÃn y
secretaria...- acl
ezco...- besa
rar a mi Volvo negro. Un regalo de
sonrÃe acercándose a la pue
, acomodo el folder en el asiento del copiloto y
oma un rumbo diferente. Yo me dirijo a Norrmalm, donde se encuentra mi pequeña escuela y
arme al cumplir los 15. No pude, pero sà a los 18 con mi ingreso a la universidad. Nunca creà que pasarÃa de esa vida a la q
mpleados me saludan al verme entrar, todos con una sonrisa tierna y genuina, aunque hay un par que simplemen
o más pronto posible. Entrar, entregarle los documentos a Su
Seguro fue a por un café o algunos papeles. Pienso en dejar ahà los do
qué hacer. Quiero esperar a la mujer, p
esalta. Mi corazón da un brinco por la repentina invasión del silencio y ruedo los ojos al confi
a la puerta y de mane
más abrir la puerta me congelo al ver a Cayden semidesnudo y viniéndose en el rostro de una chica que podrÃa tener unos veinte años. Gruñe mie
...- me dice lanzandome una mirada molesta. Su cabello o
dirige esa mano tatuada al cabello de la joven, hunde sus dedos en él
oscuros en mÃ. Más que un susurro pare
n se vuelve un caos sin ningún sentido, me tiemblan las pier
ejándome de esa puerta,
ruinó la