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La princesa de la bratva

Capítulo 2 2

Palabras:1734    |    Actualizado en: 08/11/2024

se comporta como una vulgar asesina a sueldo? -interrogó golpeando la mesa.

, él mismo lo hizo cuando tenía mi edad. También había supervisado personalmente mi entrenamiento,

enojarme, detestaba que

aba sentado, así que quedamos a la misma altura. -Esas cucarachas seguían ve

Su rostro tenía una expresión desencajada y ahora

, así que normalmente mamá intervenía antes de que la discusión pudiese escalara de alguna manera. Sabía que papá jamás atentarí

qué no. -En teoría si podía, pero no dejaría que tuviese la última palabra. -M

xclamó tangente. -Y para que esto se cumpla, he preparado una solución. -La

dirección, ¿en qué de

ré. -ordenó al voyeviki

guía sus pasos, el voyeviki reverencio a mi padre y se apartó, dejando ver a

naldi, pupilo de la Brat

señalando la silla a mi lado. Intente pasar por alt

cediendo? -demande tut

ando caer la bomba. -Necesito a alguien de confian

s, Alonzo Rinaldi era la última que deseaba tener

dome de pie. -Si no le encuentras un lugar, asígnalo como guardaespaldas

a Bratva no es una democracia, aquí el líder soy y

ntrario. -Papá, no puedes hacerme esto, ¿cómo me van a respetar mis homb

l señor Rinaldi se unirá a tu cuerpo de seguridad y no quiero oír una palabra

ara evitar que los golpeara con la puerta. Todos sabían que nada terminaba bien cu

tuve mi andar repentinamente. Di la vuelta, encontrándome como mi nuevo guardaespaldas. La simple p

-señale alzando el mentón. -A mis hombres los escojo yo misma y tu no das la

miembro de la familia. Había entrado a la organización desde que era un niño, su padre trabajaba como espía de la Bratva desde ha

de despojarme de mi car

ció en mi boca. No sabía

y solía cumplirlas al pie de la letra. -Haré de tu vida un inferno en la ti

er. Una vez allí me dejé caer sobre la cama, había sido un día duro y eso que a

a entre los míos. Por suerte mis voyeviki estaban de mi lado y a ninguno tampoco le cayó bien el tipo. La l

tra punta del mundo, por

arde. Usualmente entrenaba con el resto de los voyeviki para mejorar mi c

esté de acuerdo... -co

me habré ido. No te perdonara que me dejes sin vi

nca nos habíamos llevado bien, por lo general terminábamos llegando a los gol

tima orden antes de marcharme para prepararme. -

blico y otros clandestino. Pero cuando eres la hija del Boss no hay ninguna puerta o ventana cerrada para mí. Hacía frío, así que llevaba un

o de mis voyeviki mirándome por el retrovisor. -Y

ta siguiéndonos con el resto. Normalmente salía con cinco o seis de ellos y uno solo equivalía a diez soldados entrenados, por lo que

cambiado demasiado, modernizándose para atraer muchos más turistas, aunque seguía siendo pequeño para llamarlo ciudad. Era terri

s ya había llegado. -Solo dos vendrán conmigo, el resto tomarán sus puest

ucían más malos que atractivos, era un requisito importante para mantener a las personas alejadas. Sin embargo, Alonzo tenía un tipo de imponencia que solo h

n qué demonios estab

gaba de mi cuello y un anillo que rebelaba quién era estaba en mi dedo de en medio. ¿Qué por qué elegí

y se aparto de inmediato, subí con mis voyeviki por el ascensor hasta el último piso del edificio. Las pue

tedes a mi lado. -agregu

noté algunos chicos guapos, pero ninguno era de mi completo agrado. Resople por lo bajo aburrida, ¿dónde estaban los hombres p

pensar en cualquiera de los problemas que tenía y me comencé a divertir. Las luces pronto me atrajeron

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