Valeria: Retazos de una mujer
rancarse la modorra de un tirón cuando las tinieblas todavía dominaban la mayor parte del firmamento porque, si no, se le haría tarde para entrar al trabajo. Ademá
mana, pero aun así se obligaba a sí misma a levantarse con el subidón de energía que le inyectaba el deber. A veces, cuando se lo permitía, se quedaba un rato acostada viendo el techo y fantaseaba con tomarse el día libre y seguir durmiendo; al princip
urmuró Valeria, pues era consciente de que era
o en aquel conjunto residencial y hubiesen reclamado los nuevos bloques de apartamentos como suyos. Valeria todavía se lamentaba de que Nicolas hubiese escogido ese lugar para vivir. Si bien para él era bastante cómodo porque apenas si debía caminar
e definitivamente. Le gustaba quedarse un rato allí abajo porque sentía que la ayudaba a enfriar sus pensamientos y podía disfrutar de una paz efímera. Cuando estuvo recompuesta se miró en el espejo y se lamentó, como todas las mañanas, de las ojeras que oscurecían su semblante cada vez más exhausto. Procedió a cepillarse los dientes y luego se metió a la ducha, esta vez con agua caliente, pues ni la modorra más grande la obligaría a bañarse con agua helada a esas h
on algo de arrepentimiento cuando salió del baño y vio
ria encendió la luz de los gabinetes de la cocina y empezó a preparar la comida con mucho cuidado para no despertar a Nicolas. Debía cocinar el desayuno y el almuerzo de los dos, nada demasiado elaborado porque no podía tomarse toda la maña
na ronca voz masculina se coló desde la habitación cerc
icolas con voz pícara, al tiempo que se le acercaba, desnud
po para eso", replicó ella, mientras lo apartaba suavement
inando y de todas maneras debería estar du
a, recuerda pasar comprando algo de fruta para complementar", dijo Valeria, al tiempo que se sacudía
ntes de que pudiera levantarse del banco y la besó apasi
do los dientes, suéltame!", replic
s 6:30 a.m. y se le haría imposible llegar a la fábrica a tiempo. Era casi una hora de trayecto desde
ti?", replicó él con un toque de sarcas
macia cuando antes de ir al trabajo, no creo que me dé tiempo de comprar las vitaminas
ó: "Vale, vale, entendido; no necesitas recordarme
o hacía porque realmente necesitaba que se lo recordaran y otras, como en esta ocasión, era una mera excusa para fastidiarlo
ya sabes", le reco
ue hoy llegaré un poco tarde; como te dije,
í, pero no pudo evitar pensar en algo: 'Ya es la tercera vez en la semana que dice lo mismo,
los separaba se hacía cada vez más grande. Aun así, ella creía que era normal que eso ocurriera e