Mi hermoso tesoro
o de un recién nacido iluminó la habitación e hizo que todos suspiraran aliv
ente en su mujer y
ente al oído. Le cogió la mano y peinó el pelo de
boca de su mujer. Intentó incorporarse y volv
retó la mano y le sonrió. -Quiero ver
mpia a Antonio y sonrió. -Está perfectamente s
codo. Su pequeño cuerpo encajaba perfectamente en sus brazos y le sonri
eña Asley.
lla. Una sonrisa se dibujó en sus labios. Sus ojos se cerraron y se quedó do
mujer. Su sonrisa abandonó instantáneamente su rostro al verla, con los
n vacíos y sin vida mientras su c
ba mal, Asley se despertó a
có a su hija a su cuerpo y le
entía como si tuviera que proteger a Asley de todas
n se volvió hacia Antonio y le dirigió una mirada
Antonio. Sus oídos no escucharon los suaves grit
ada compasiva. -Entrega a Asley a una de las enfermeras y vete. No p
nte que recuerda es estar de pie fuera de la sala de urgencias, esperand
po desplomado contra la cama, sin movimiento en el pecho. Sabía que la había perd
illas contra el pecho y enterró la cabeza en él. Los dedos de la
razón, al saber que la única mujer a la q
onio tenía toda su vida planeada. Tendrían a Asley, se mudarían
había ido, todos sus
que
aprender sobre la marcha, pero s
a si sería capaz de hacer algo así. Ser padre serí
esita en su vida y una de
verdadera belleza, las relaciones y la importancia de la vida. Cosas q
re de Asley
caban a él. Levantó lentament
o se l
sabella pudiera salvarse, pero sus esperanzas pronto disminuyeron cua
ro se ha ido-, su voz era suave. Era como si tuviera miedo de
Se dio la vuelta y empezó a alejarse. Sus pies lo arrastraro
a se dibujó en sus labios. Sus ojos le recordaban tanto a los de su madre
ntregó un expediente y se sentó en el sillón frente a él. Sonrió cálidamente cuando
n la cabeza y le d
Es muy reconfortante tenerla de nuevo conmigo-. Abrió las carpeta
s de él. Sus ojos miraron hacia
ue fue
chivos parecen extraños-. Murmuró. Sus ojos volvieron a hojear el expediente. -¿Quién es Dalto
elente juez. Si conseguimos que se convierta en nuestro abogado, la empresa estaría fuertem
un acuerdo con él-. Antonio cerró las carpetas y se las devolv
con la cabez
xpedientes, ignorando el pequeño chispazo que
soltó un
ecir gracias por haberme sido tan leal todo
abeza, un pequeño rubo
orta si voy más tarde? Quiero volver a ve
intió con
e puedes. Siempr
le sonrió y sal
e. Sus ojos se desviaron hacia la
ntes de que le permitiera irse a vi
cordar los muchos años que perdió con