Mi hermoso tesoro
e compensarla. Pens
dos sus documentos, metiéndolos e
señor Valldarri?-, resp
ra la semana que viene. Me voy a pasar el día fuera-. Orden
señor Vallda
las tres. Pase el día con su fami
s de sorpresa por todo el personal. Les hizo
que tenía
ento, pero de algún modo se las arregló. Sacó el teléfono del bolsillo y suspiró al ver la do
ue guardarían silencio. No quería que se corriera la voz de que estaba en Ital
ue su padre era dueño de uno de los
tante con el anuncio público de su divorcio y el de Dalton, y no
tipo de vida p
queña cosa que hicieran es
uería que estuvieran lo más seguros posible. Quería q
principal. Giró la cabeza ha
¿estás
la cocina-. Ella c
asomó por la cocina
. Se acercó y se sentó en
y se encogió
l que
isita e hizo un ges
están eso
a mano en el es
er. Dándole c
ó a r
dijo suavemente. Sus ojos brillaron con lágrimas y él puso su mano
sonrió tr
e lo has dicho un
la. Agarrándola de la mano, la ayudó a
cejas, pero le sig
l armario que había detrás de la esca
s darme el armario-.
de su boca y ne
del bolsillo e introdujo una de ellas en la cerradura. Sonriendo ab
. Apoyó el cuerpo contra la
poco loco, ¿verdad?-, l
salió con un diario negro en la mano. Era pequeño. Del tamaño de sus manos y
emiendo dañarlo aún más. Sintió que
a de
n la cabeza y le s
pués de su muerte. Una vez lo encontré y le pedí leerlo, pero no me dejó. Lo escondía e
jos se encontraron con la bonita escritura de
surró sin levantar
. -Tu madre habría estado mu
ada. Ella nunca estaría orgu
levantó la barbilla y
gual que yo estoy orgulloso de ti-susurró. -Ahora te dejo