MARISOL, un adorable dolor de cabeza
OL SÁ
n hombre mucho mayor que ella, quien se quedó con mi custodia tras su muerte. La realidad es que solo vi a ese hom
empre sería feliz. Hasta ahora he cumplido esa promesa. No volví a ver al hombre que pa
star al pendiente de mí hasta que termine mi carrera de medicina. Debo seguir viviendo en la misma mansión hasta que termine de estudiar; de lo cont
aquí para estar al pendiente de mí. La verdad, no conozco a ese hombre y no sé qué intenciones tenga conmigo, pero seguiré vivi
ndrés ordenó que debía esperarlo en casa hasta que él llegara esta noche, algo que, por s
na a cambiar mis planes. Además, a la fiesta asistirá Eduardo Cavil, el chico más guapo de toda
eso no será así. Me coloqué un traje de baño, un short y una chaqueta. Guardé algunas cosas en un bolso y una cuerda con la cual bajar
ntana sujetando la cuerda y comencé a descender poco a poco. Agradezco que mi habitac
de que nadie me haya visto y corro hasta saltar la gran valla del
s por esto -comenta Itz
que llegar tarde a la playa -mi pequeña amiga negó con la cabeza, pero aun así pu
poya. Ambas estudiamos en la misma universidad; aunque ella quiere es
ÉS S
su madre murió, cuando ella tenía cinco años. No sé mucho sobre esa chica; lo único que sé es que estudia medicina y se llama Marisol. No en
o con las personas y que soy demasiado frío como para cuidar de alguien más. No ent
e años, cuando me fui a estudiar lejos. No entiendo por qué mi padre simplemente no
no es suya. Por eso llamé a los sirvientes de esa mansión y les pedí que Marisol me esperara para la hora de la cena, que es cuando lle
á despedido; ¿cómo se le ocurre hacer esperar a su jefe? Con el chófer despedido, tomé el auto y, despué
r me hizo esperar una hora. Mi humor es
rá un infarto -a
ondí, y terminamos el camino a la mansión en sil
. Pedí que sirvieran la cena y que llamaran a la chica Marisol, pa