Viudo arrogante busca niñera
o. Menos mal que nos reunimos hoy. No puedo esperar a ver al hombre tratar de luchar a través de sus mentiras. No creía que fuera a te
la descarada profesora de arte de la que Carla no paraba de hablar. Por primera vez, estoy realmente preocupada. Miro por la ventanilla mientras e
ahora en la palma de mi mano. Entonces, ¿por qué me siento congelado en mi sitio? ¿Como si el mundo es
ar calor y alivio en los brazos de una mujer sensual. Pero esa gratificación era siempre tan tempo
ue me había producido complacerme en el cuerpo de Katherine . No creo que nada más pueda darme e
anto salgo de mi Lamborghini, me encuentro al director en la puerta, esperando con energía reprimida y los ojos un poc
ardes, Sr.
unto, sin perder el tiempo, sino avanzando decidido a través de las p
a aquí. Quiero asegurarle que te
eces por semana? ¿Tan incompetentes son sus empleados? Si e
eynolds
rabajo de esta manera, ¿cuándo ten
entras prácticamente trota detrás d
nudo, señor Reynolds , y le prome
̶ Y no olvide que también hay otras escuelas de renombre en Manhattan. Nunca me faltan opciones, y siem
en de par en pa
el director mientras empuja temblorosamente
ntento acomodarme en la incómoda silla
l teléfono y se lo pone en la oreja. Habla rápidamente y cuelga.
a en el director, que
laman a la puerta y la abren de un empujón. Al principio no me doy la vuelta, pero el su
a saluda. El aroma es más fuerte aho
acia ellos. No me importa que su cabeza contra el cuello de mi camisa pueda arrugarla o que los últimos ras
, me sorprendo al ver que los suyos están llenos de curiosidad y leve perplejidad. Por un momento me pregunto qué estará int
is . Responde la muj
e a sus ojos, mezclada con un leve desprecio, como si ya me es
vara está tratando de decir es qu
o, mira a Carla , que mira entre nosotras como si fu
I
arse cuenta de que estas extrañas rabietas no son más que una estratagema para llamar su atención? Me había dado cuent
ólo existe para acariciar el ego del multimillonario
r contigo un minuto , le
habla .
e, sorprendida p
acerlo delan
mira como si acabara de cometer el crimen más atroz. Un minuto des
yas . Le suplica en el momento en que llega hasta él, co
ara besarla en la cabeza. ̶ Sólo voy a charlar un rato c
ometes? pre
eynolds
rometes? E