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Viudo arrogante busca niñera

Capítulo 4 Extrañas rabietas

Palabras:1237    |    Actualizado en: 02/10/2024

o. Menos mal que nos reunimos hoy. No puedo esperar a ver al hombre tratar de luchar a través de sus mentiras. No creía que fuera a te

la descarada profesora de arte de la que Carla no paraba de hablar. Por primera vez, estoy realmente preocupada. Miro por la ventanilla mientras e

ahora en la palma de mi mano. Entonces, ¿por qué me siento congelado en mi sitio? ¿Como si el mundo es

ar calor y alivio en los brazos de una mujer sensual. Pero esa gratificación era siempre tan tempo

ue me había producido complacerme en el cuerpo de Katherine . No creo que nada más pueda darme e

anto salgo de mi Lamborghini, me encuentro al director en la puerta, esperando con energía reprimida y los ojos un poc

ardes, Sr.

unto, sin perder el tiempo, sino avanzando decidido a través de las p

a aquí. Quiero asegurarle que te

eces por semana? ¿Tan incompetentes son sus empleados? Si e

eynolds

rabajo de esta manera, ¿cuándo ten

entras prácticamente trota detrás d

nudo, señor Reynolds , y le prome

̶ Y no olvide que también hay otras escuelas de renombre en Manhattan. Nunca me faltan opciones, y siem

en de par en pa

el director mientras empuja temblorosamente

ntento acomodarme en la incómoda silla

l teléfono y se lo pone en la oreja. Habla rápidamente y cuelga.

a en el director, que

laman a la puerta y la abren de un empujón. Al principio no me doy la vuelta, pero el su

a saluda. El aroma es más fuerte aho

acia ellos. No me importa que su cabeza contra el cuello de mi camisa pueda arrugarla o que los últimos ras

, me sorprendo al ver que los suyos están llenos de curiosidad y leve perplejidad. Por un momento me pregunto qué estará int

is . Responde la muj

e a sus ojos, mezclada con un leve desprecio, como si ya me es

vara está tratando de decir es qu

o, mira a Carla , que mira entre nosotras como si fu

I

arse cuenta de que estas extrañas rabietas no son más que una estratagema para llamar su atención? Me había dado cuent

ólo existe para acariciar el ego del multimillonario

r contigo un minuto , le

habla .

e, sorprendida p

acerlo delan

mira como si acabara de cometer el crimen más atroz. Un minuto des

yas . Le suplica en el momento en que llega hasta él, co

ara besarla en la cabeza. ̶ Sólo voy a charlar un rato c

ometes? pre

eynolds

rometes? E

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