Shadow: El Heredero Sombrío
que me metí
Jeff ante la fuerte not
llos, con los cuales, podíamos controlar dos cuervos. Uno era mío y el otro de Samantha. Mientras tanto, Sabrina no consiguió ninguna criat
al lado de Jeff. Ante la pregunta de Sabrina, Jeff salió de sus pensamientos para buscar en sus bolsillos, pero
on una actitud vacilante y mirada traviesa, parecía estar
de la tortuga a fuera de la iglesia. El verde parque que descansaba sobre un suelo lleno de zafiros. Las calles estaban tranquilas a pesar del movimiento de muchas persona
ada más que tierra y paredes de madera que bloqueaban la visión del interior. Sabrina no comprendía por que Jeff la llevó allí, pero su mente d
ertos. El cabello morado de Sabrina cubría su rostro debido al viento que causaba la velocidad del vehículo. Una vez que se detuvo enfrente de ellos, Sabrina no
a a un bebé, aunque eso era solo su mente inmadura. Por su parte, Jeff se tapó los oidos ante el estrident
en se retiró del auto para hacer cómo si conduciera un auto imaginario muy em
ia mirada de Jeff no se hizo esperar, cami
a fondo causando que Sabrina salte en su asiento. Ella subió sus piernas a su asiento y las rodeó con sus brazos, asustada, pensaba que explotarían, per
ádico. De pronto, Jeff arrancó y avanzó, cuando estaba por llegar a una pared, la realidad se partió permitiéndole atravesar a otra dimensión. La r
angustia e incomodidad. No importaba a donde miraras, toda la call
o si estuvieran dentro de una burbuja aislados del mundo y nadie los pudiera ver. Mientras avanzaban por aquella calle, les era muy difíci
uso sus manos en la ventana, se sentía como de nu
o, por lo que terminó reclinándose, se acostó de lado para observar mejor a
te quise preguntar -Lo dijo de una forma algo coqueta que pus
ponder y seguir viendo el camino con una pequeña sonrisa de nerviosismo. Aunque no lo parecía, ambos
sas para quitársela de encima, pe
a convencer a Jeff de conversar, pero él simplemente la ignoraba, hasta que
tu pre
del asiento sintiendose algo nerviosa. No quería que Jeff se enfadara o pensara que se avergonzaba de poseer artefactos que te hacen invisible ante el mundo, sin embargo, no podía evitar preguntar por qu
tarle a Jeff lo que quisiera. Él se
estos seres que no eran magos. Toda la convivencia era buena, pero debido a la avaricia de algunos humanos, estos quisieron robar sus poderes. Por esta
ser cazados. Todo este gran conflicto por la conquista y poder llevó a que en la actualidad, so
ire mientras los cuervos devoraban la carne putrefacta, pero no pensó que fuera totalmente así. De pronto, Jeff presionó el claxon provocando que la realidad se fragmentara como un espejo roto para que salgan por una rajadura y acabando e
, forzosamente, giró para estacionarse en paralelo. Tanta fue la velocidad, que cuando top
do un chichón y con los ojos entrecerrados, sujetó a Jeff del cuello. Je
orar, pudo sentir un fuerte dolor en su pecho que presionaba su corazón. Al ver lo que hicieron sus palabras, Jeff intentó deshacerlo, pero ya era tarde. Ella abrió la puerta del auto y
o. Solo se acercó al edificio que tenía dos pisos. Era como ver una mansión de la época victoriana en medio de una calle con
una bandeja. Sin duda alguna, ese tipo era el mesero. Jeff entró algo
Shetza. Debido a que Ruth les hablaba siempre sin filtro sobre sus empresas, Jeff sabía que se dedicaban a muchas cosas, entre ellas, crear si
s de soporte. La mayoría de los comensales no pasaban de los treinta, En una mesa cercana a la barra del bar se daba un cumpleaños para un niño de no más de diez años.Todo parecía
o de los hechiceros era distinta a la de los no magos. Sabrina recordaba que una de sus amigas recientes, Chatho, le e
in importarle ensuciar su blusa. La maga se notaba triste y no era de menos, ya que Jeff la hirió recordando su fracaso.
vocación -Sabrina lo vio de reojo, pero no le respondía, él no dejaba de d
mirada hacia el centro del salón, ahí se encontraba un sujeto bien vestido, que estaba tocando una bella canción con su guitarra. Era una serenata para una pareja de
que cubrían sus rostros inundados de furia. Todos esos hechiceros eran del aquelarre de Ruth Shetza, algunos se unieron por
me miran?,
rió los ojos ante esta situación, sino hacía algo, podría morir. Pudo oler a la distancia una exquisita tortilla que estaba siendo preparada, no tenía ninguna duda, lo iban a matar a tortillazos.
ejor, pero no debes demostrarle nada a nadie. Para mí, tú eres la m
ejó su mano caer sobre la cana
Hablaba con una sonrisa que se ro
muy hermoso -Miraba haci
e trajecito y con ese peinado, pa
a un funeral -Jeff reía viendo un foco de los miles de pequeñ
shb
abello gris algo despeinado, ambos de seis años. Al lugar, también llegó una niña de cinco años con ojos muy abiertos y una expresión no muy contenta junto a una chica de once años. También
én parecía estresada y nerviosa. Mientras tanto, Jeff estaba tranquilo, pero esto no le sirvió para ganar la competencia quedando
cual se dispuso a seguirla hasta un bosque. Observó horrorizado como Sabrina era golpeada por su madre hasta dejarla sangrando. La pequeña niña suplicaba por su per
ble. Maya, la prima de Sabrina, tuvo que interferir haciendo que la impotencia de Jeff aume
alir junto a unos llantos. Desde ese día, ambos han sido un equipo infalible, Jeff la ayudaba a sonreír y ella lo ayudaba a querer supera
n brazo sintiendose feliz. Sabrina se sentó bien en la silla para ver a Jeff con con l
¿Sabes? -Sabrina tenía una mirad
gustan esas bro
sa sensación como yo lo deseo -Dijo con los cod
o causaste, no quería -Se
adeos ante un profundo cansancio, sus botas se hundían en la arena impidiéndole seguir. Mientras trataba de no bajar la guardia, una voz llamó su
Maya -Salía una
tra tu voz-Dijo Maya Shetza molesta, s
cia una casa cercana. Un grupo de Desterrados, demonios de Necros, todos iban por el océano hasta aquella playa. Maya respiró antes de manteners
re donde estuve. Sabes que mi tía no quiere que sea un Rey Mag
te -Guardó silencio por unos segundos-. El De
as junto a una sensación de impotencia. Su ira era tal, que su ojo derecho, cubier
o izquierdo dejaba salir una luz verde y sus dientes dejaban salir una sonrisa demoniaca por sus colmill
urcielaguina te vengará
y la noche se hizo presente. Dentro de la casa se encontraba un joven rubio de cabello largo, quién insistía en una llamada c
a de invocación, todos los jóvenes hechiceros fueron invitados, por u
urrir, apenas llegó con Samantha
entó llamar a Jeff nuevamente, pero nadie le co
iluminado por varios postes de luz a cada lado. Se encontraba en el recibidor de una gran casa
. Por suerte deje a Maestro en casa antes
, empezó a caminar para bu
tan repletos que no pudo ver a donde iba. Yuri subió por unas escaleras, tenía el presentimiento de que encontraría a Samantha en el segundo piso, pero por algun
de tranquilidad e incomodidad. Al darse la vuelta, pudo encontrar un pasillo lleno de habitaciones, provocando que recuerde algo q
an abundantes en irresponsabilidad, se fue sin decirle nada más. No obstante, Yuri lo siguió, pero tras entrar a la fiesta, se per
e ese día -Yuri e
asomarse a la puerta que se encontraba a su izquierda. Lo qué vio lo dejó sin palabras y obligándolo a sacar su celular, debía grabarlo. Aquel cuarto tenía un sillón, en él pudo ver como Samantha se besaba con un muchacho corpu
perdió tiempo y se fue lo más antes posible. Corrió hacia dond
andarlo a Jeff. No tardó en mandarlo para luego salir corriendo de la casa, su ment
rotó la nuca y volteo con dolor, c
o vendrías -Yuri s
me pidieron preparar un buffet y a
lo conoció en un campamento de ver
uto? -Preguntó Yur
n el pueblo, ¿Qui
encontrar a María
servó con un rostro
e alejaban más de la fiesta. La noche era hermosa, era tan silenciosa qu
Yuri quería rom
quejar -Se mostraba contento, Pep
ntarle. Un grito femenino desgarrador los terminó asustando, apresuraron el paso hasta correr. Mientras más avanzaban, sentían un
susurró de ayuda llegó a los oídos de ambos, sus ojos se quedaban sin vida cada vez más. Aquella escena era muy perturbadora. Yuri no podía moverse, estaba pálido y petrificado. Peper no
-Yuri abrió sus
, no quería volver a esa casa, aun así, debía hacerlo. Cuando estuvo cerca de la casa iluminada, observó como las luces y el ruido cesaron. Todo se apa
gre entró a su nariz. Todos estaban muertos, sus amigos ya no existían, solo dejaron sus cuerpos tirados
capítu