Corazones del Olimpo: Hija de Cupido
zarme. La luz del sol, que se filtraba por la ventana, indicaba que ya era de mañana, pero apenas había dormido durant
ismas sensaciones que los mortales. No era algo a lo que estuviera acostumbrada, pero ya no podía e
, ajeno a mis inquietudes. Al verlo tan tranquilo, sentí un impulso incontrolable.
s sábanas con torpeza mientras se incorporaba-. ¿Tus padres nunca te
sa, intentando calmar la situación. Sabía que
dose una mano por el
spertarme? -dijo con evidente sarcasmo, aun
brazos, como si eso me ayudara a ocultar
, y su semblante s
-preguntó mientras se sent
-respondí, restá
uerta sin previo aviso, como si sup
lases comienzan a las siete, así que prepárense y bajen a desayunar. -Luego cerró
vantarnos, pero sabíamos que no teníamos otra opción. Este nuevo mundo
ntes en el Olimpo, porque realmente apestas -bromeó Et
l mejor aliento del mundo -comen
brí la puerta con prisa y la cerré detrás de
no al pecho, aún alterada por la sorpresa. Frente
ntes de seguir cepillándose los dientes con una calma que me resultaba
ba ocupado -dije, torpemente, sintiéndome
estaba haciendo, y simplemente sali
és, apareció de n
-comentó con una frialdad que
crito, Matthew tenía un carácter complicado. Rodé los ojos, resignada, y volví a entrar al baño. Me lavé
amos al comedor. Coraline ya estaba all
sono, intentando adoptar alg
iosa-. ¿Qué les gustaría comer? -preguntó, apoyándose en
-dijo Ethos, dejándose caer en una silla,
n señal de
ostadas y jug
de ser un poco más participativa. A fin de
jando las escaleras. Coraline lo vio y, c
iño, ¿vas
no tengo hambre -respo
ada -insistió Coraline,
resignado, s
rás hasta que
biando de tema, añadió-: Oh, Matt, ¿ya conoces a Axelia y a Ethos?
bio -respondió de manera ta
raline bufó, claramente frustrada-. Bueno, olvídalo -dijo, cambiando de tema rápidamente-. Quie
ico -se quejó Matthew-. Además, h
frase, porque Cora
s -dijo c
ción, cogió una tostada, su
mientras salía de la casa
ó por su hijo con u
matutino. Ya se llevarán mejor cuando lo con
yecto. Finalmente, llegamos al instituto, donde estacionó frente al edificio. Antes de salir del auto, se miró en el espejo retr
cialmente chicas, se agolpaban a nuestro alrededor. Parecí
ojos marrones, se acercó a Matthew
s brazos en un abrazo coqueto. Matthew la mir
sta que me toques, ni
rojó, visibleme
nes son tus amigos? -Esta vez, su mirada se dirigió hacia Ethos. No la
n nosotros con una mezcl
rodeos-, son los nuevos chicos de i
atthew, decid
eí amistosamente, extendiendo mi mano. La c
Ethos con una sonrisa insinuante-, pero pu
revemente antes
th
nos llevemos bien -respondió Ste