El Esposo de mi Madre
Una piedra
ia
encantadora, donde dejaba ver sus perfectos y hermosos dientes blancos. Unos ojos color cielo que encajaban perfectamente con su penetrante mirada. Y sus manos, ¿qué decir de sus manos?, muy masculinas, pero con las uñas perfectamente cuidadas, ni una cutícula levantada, ni una uña escamada, grandes, muy grandes y venosas. Eran esas manos con las que una
uiero ser tu padre, no pretendo suplantarlo, tu y yo no tenemos por qué pa
a una molestia, una piedra en mi zapato. Por eso haría hasta lo imposible porque su vida fuera
sa mirada a esos ojos celestes, creo que se sintió intimidado, por primera vez en estos meses, bajó su cabeza, siendo incapaz de sostenerme la mirada, eso hizo qu
la dejé terminar la frase
mos a casarnos -dijo mientras se colgaba de su brazo, pero él seguía siendo incapaz
de mis ojos y rodaron por mis mejillas, fue allí, y recién allí, que Iván me miró por primera vez desde que mi madre me diera la nef
iré desafiante -debo ir a
ablando contigo...
n voz suave y soltándose del agarre de mi madre, pude v
molestándome salí casi que corr
sto... -lloré mientras me des
e es una
ién lo es
eno hasta que se case con tu madre, ahí
echo de que Ivan se casara a que lo hiciera mi madre? Ya no se trataba de una
ra me miró con sorpresa, se a
o él te
pondí frunciendo el ceño -¿Qué cl
s tan enojada con él
iéndome y prometiéndome que no
ue Iván pudiera gustarme, era un absurdo, así que convencí a Sandra de ello, mientras también me conve
r que tu madre l
estatus de mi madre, joder, van a casarse y
se metan con su hija y tu
do la cabeza de mi amiga tramaba algo,
madre que él te acosa, que se
olvist
e dijiste que lo
ue no sería capaz de hacer
que suceda, de esa
hecho de imaginarlos tomados de las manos, mientras todos los felicitan por un matrimonio que es un arreglo comercial, con una falsa sonrisa en sus rostros, y lo peor, pretendiendo que yo haga lo mismo, hacía que mi estómago se revolviera. No, eso definitivamente no suce
as locas? A mi me da un poquito