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ENTRE BALAS Y BESOS

Capítulo 5 La familia Rossi

Palabras:1675    |    Actualizado en: 13/06/2024

Isabella, haciendo que sus mejillas se tiñeran de un intenso rojo. Se acercó lentamente, sus ojos recor

sabella -murmuró Gio, su voz

ando suavemente su piel. La intensidad de su mirada la dejó helada, y aunque quería moverse, sus piernas no

espirar, la cercanía y el calor de su cuerpo haciendo que el tiempo se detuviera. Justo cuando sus

ó el teléfono y vio que era su hermano. Con una úl

Gio, su voz ahora

damente, su tono urgente. Gio escuchó atentament

nte minutos -respondió Gio fi

ostro aún serio pero con un de

inado -dijo, acariciando suavemente s

la en la habitación. Mientras salía, dio instrucciones a uno de sus hombres que la esperaban afuera para que

odavía acelerado, se dejó caer en una silla, tratando de proc

recibieron con rostros sombríos. Carlo y su herma

rlo, su voz tensa-. Algunos de nue

eño, su expresió

guntó, aunque ya

nson -respondió Matteo, su tono grave-.

ojos llenos de furia y determinación. Luego,

oridad-. Las calles de Nueva York están en guerr

an listos para enfrentarse a cualquier amenaza que se interpusiera en su camino. Gio, con su pistola calibr

le confrontación. Con una precisión militar, todos se armaron hasta los dientes. Los cargado

idos y resonaban en el silencio de la noche. A su izquierda caminaba Carlo, su mano derecha, y a su derecha, Matteo, su h

as de una ominosa calma. La luna llena iluminaba el camino, proyectando sombras lar

, cubriendo los flancos y la retaguardia. El ruido de sus botas reson

or a pólvora y sangre aún flotaba en el aire, mezclándose con el aroma metálico de la venganza

íos y calculadores, ahora ardían con una furia contenida. Se agachó junto a

e con la suya -murmuró, su voz baj

ando sus órdenes. Gio se levantó,

esto -dijo Gio, su voz firme

l ambiente se volvía más tenso con cada paso. Las luces de las farolas titilaban intermitente

miradas eran furtivas, los músculos tensos, y los dedos reposaban cerca del gatillo, listos para disparar en cualquier momento. El silen

ntidos estaban agudizados, cada sonido y sombra era una posible amenaza. Sentía la tensión en sus hombres, pero también

z apenas un susurro pero cargada d

enían sus armas listas, sus miradas firmes y decididas. La calle por la que avanzaban parecía alarg

apagadas comenzó a llegar hasta ellos. Los hombres de Johnson estaban cerca, re

atteo, quien se adelantó para espiar desde una esquina. Después

aja-. Diez, tal vez doce h

iento necesario. Se giró hacia sus hombres,

s a ninguno de pie. Esta noche, les ense

Gio latía con fuerza, pero su mente estaba clara y enfocada. Esta noche, vengar

stancia de unos 40 metros, la tensión en el aire se volvió casi insoportable. Desde una de las esquin

quinas, solo para ser recibidos por los hombres de Gio, quienes los esperaban con las armas listas. El estruend

culadora. Sus hombres se aseguraban de que nadie escapara, disparando a cualquier movimiento sospechoso. Gio se detuv

si -dijo Gio, su voz baja pero fi

llada en oro brillando bajo la luz de la luna. La ejecución fue me

que pronto se extinguieron. Gio miró a su alrededor, asegurándose de que ninguno de

Carlo, acercándose a Gio c

jando en el próximo paso. Johnson se h

uy lejos. Matteo, envía a nuestros hombres a buscarlo. Carlo, haz que

la calle, observando la escena. La sangre en el pavimento y los cuerpos inmóviles eran un recordato

para sí mismo, guardando su pistola y di

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