La prometida falsa del Ceo
debes,
ste largar
nes a volver y d
duro que h
o que me he
era la que se p
mi lado, como mi promet
sé exactamente lo que se necesita. O al menos, u
Aitana
TA
o, las nubes cuelgan en el cielo azul marino y las farolas crean charcos de luz por la tranquila calle. Mi pis
estrecho de una habitación tenga bañera, pero no hay ducha. Me prometí a mí misma que
oche necesi
grosamente, hace que un escalofrío recorra mis ya tensos músculos.
puedo creer que me esté centrando en su exhibición de dominación, que ha hecho qu
no puedes fingir
rbo de vino y me hundo en el agua. Al menos es viernes y no tengo q
uvimos una vez. Cómo me ponía de nerviosa con esa actitud suya, cómo se le curvaba el labio cua
re hasta el fondo y junto lo
a por Gael Ricci . No ah
spués de cómo d
er
na mierda debido al pasado. Y no puedo culparlo, pero... eso fue hace más de una
chicas probablemente acudieron a
.. ahora, e
se lentamente por su torso, aferrándose a cada pliegue y cur
a de la habitación y me incorporo bruscamente,
di
una semana y me ha estado llamando todos los días
aparece en la pantalla. Es
ar, mis ojos se posan en el número que apa
,
e es. La otra mitad
hacé en la oficina. No le había dejado terminar, per
eb de la empresa, una página para el retiro de la empre
abajar para una empresa como Queen . Varias piscinas, juegos de agua, bares hundidos, una
a en la piscina, remojándome en l
tar? tecleo rápidamente, sin querer
e hace esperar: No tengo
erando una oportunidad como esta? ¿Pa
ntras el cuerpo se me calienta. Antes de que pueda cerrar la boca del susto, me
Después de todo, me he tomado dos copas de vi
dría pagar las facturas médicas de Eliza de
respiración, to
despacho. El corazón se me retuerce en el pecho. No
na. Tenemos que ha
de opinión, tiro mi teléfon
diéndome más en el agua. Necesito
músculos, mi mano desciende, roza mi
Probablemente gracias a un día lleno
ensan. Un zumbido de deseo recorre mi cuerpo y arqueo la espalda con
o que se me abran las piernas mientras me masturbo más, metiendo los dedos entre m
jos de acero, sus labios entreabiertos. Recuerdo su cara enterrada entre mis piernas, una m
ahogado, ap
mi jefe, sino que acabo de aceptar ir a un reti
sías sobre su cuerpo perverso y todas
nte y, aunque Gael sea el jefe, le conozco de v
usaré con la
a, jamás, me te