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La prometida falsa del Ceo

Capítulo 4 ¿Sigues a bordo

Palabras:1335    |    Actualizado en: 13/06/2024

A

o frente a un pequeño edifici

onces, hay mucho más césped y árboles aquí. Me duele el pecho al darse cuenta

ima vez que sentí

rtin Vantage plateado y entrecierro los ojos hacia las ventana

e de un tirón. Aitana se queda boquiabierta,

haces

mañana.

el pelo despeinado y se está atando apresuradamente un vestido cruzado a la cintura. El vestido le cub

s información privada de un empl

da, pero sigue contenién

de negocios me tranquiliza, y camino hacia ella. T

su piel empezar en la parte superior de sus pecho

ues a

asi

oche. Tenemos qu

en. ̶ ¿Ir de compr

caminando hacia el Vantage. Tana se queda boquiab

o ropa

confusión se apodera de sus ojos, como si intentara reconciliar lo que soy ahora con lo

te en el coche y yo me ac

armario. Y tu ves

a lengua. Porque lo que realmente quiero decir es que quiero ser ese vestido. Quiero envo

eso, aprieto

a con cierto ni

Todo a medida, cuero oscuro y madera oscura. Pero en

perarán que tengas gustos similares. Así que compr

nto y luego pregunta: ̶

s en la ciudad, en el laberinto de calles que conducen a las marcas

ana , esto no es un Honda. He subid

ba el Hond

¿verdad? Las mujeres con las que he salido se lo han tragado todo: el lujo, los lujosos accesorios

doy cuenta enseguida de que no es de su agrado, pero la empujo dentr

e resulta familiar, aunque no sé cómo s

unas compras. Algunos vestidos, quizás. Alg

, juzgando. Se entrecierran. Me devuelve la mirada, como preguntándose

a, mirando una vez p

tiene las dos manos levantadas, con las palmas hacia delante, como si empujara las prendas que sostiene la primera muje

do está en la caja registradora y yo me pongo de pie, sobresaliendo por encima de ella. No pregunto qué hay en

oche, Tana está

da a sólo dos manzanas. Podríamos ir andando, pe

ge y me embriaga. Agarro el volante con más fuerza, temeroso de lo que pueda decir o hacer. En mi mente, imagino que ext

no me hace hacer una do

in estar seguro de cómo manejar este momento. No esperaba que Ta

os en el sótano de la casa de mis padres, susurrando y r

to es d

cción de negocios.

no y sale a la acera. La conduzco al interior. La tienda es casi cómica

ro hace una mueca de desagrado al ver los cortes. Levanto un

enseguida mi falso prometido le habla en voz baja, como si le confiara algo. Ambos fr

le dedica una sonrisa a la mujer y se d

. La mujer se distrae y yo vuelvo de

ode

es ahogadas. Un ruido sordo y veo uno de

mento o dos, se

bien ah

lo suficiente para que Tana me

Gael Ricci ? Esto es un

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