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Amor a fuerza de resentimiento

Capítulo 3 Encuentro de Elsa con Juan de Dios y Rolo

Palabras:1227    |    Actualizado en: 09/06/2024

ojos a Juan de Dios,

e. Tú no tienes una

a única culpable de que Rol

aquella oportunidad. Pero en esta ocasión no puedo decir qu

o reconocieras. Pero hay más cosas en que tú lo pudiste reconocer -fue al

o inte

cir que fue Rolo. De

ece que todavía hay algo entre ustedes.

ay nada, Juan de Dios -insis

estás ocultando alguna cosa -en tono duro-.

osible que hayas venido a fastidiarme. Estoy cansada, Juan de Dios. Me duele todo el cuerpo por la golpiza que me dio ese bruto -a suplica-. ¡Por f

s. En los turbios ojos de éste había una mirad

as a humillar. Acaba de irte, no

te hice -con tono exigente-.

mente de algo mole

acento agresivo-. ¡Sal, sal de aqu

amorosas. Por eso no quisiste acusarlo. Después de tod

tres pasos para

vez -con voz tajante-. ¡Fuera, fuera de mi ca

tu parte. Me traicionaste c

o con arrep

an estado jugando conmigo. Esta vez no me voy a q

me en problemas para que no recibas u

tró Rolo Arzola y cerró la puerta. Al verlo Elsa, siente que su cuerpo se le acalambra, se acerca

igo, Elsa. Pero p

ca te voy a perdonar lo que m

la la int

ctuar hacia ti. Quiero que sepas una cosa.

e humillaste. Si no fueras tan cobarde no estarías aquí en

os a entender. Tú no d

entenderme en

irme que me cuidara de Juan

n eso. Arréglensela

tú no me vas a

íjate si es así que tú h

ue tú has dicho que yo te violé.

fuiste tú. Y no

rave error, Elsa -le d

enazante. Entiéndelo me violaste,

vas a salir nada bien de tod

pase lo que pase. Fíjate bien, aunqu

cuerpo de Rolo Arzola. En su mente quedaba aún latente la noche que

oy a enseñar que de mí nad

o tú lo va

valore entre tú y yo. De lo contra

a hacer? -airada-

a leve sonrisa en las c

ás bochornosas. Te voy a p

stro se prendía en un

, y saliste detrás de mí -exigente-.

tú estás haciendo conmig

nes vergüe

ón. Elsa Núñez no d

o-. ¿Qué tú pretendes con t

de comportarte a

ces, si no quieres que me

ue soy una vieja -amenazante-. Si me sigues m

rte que a mí hay

pie. Su rostro b

n paso. ¡No te voy a permit

erza el cuello. Las energías de Elsa fueron disminuyendo. Ella lo miró vagamente, con sus ojos desesperadamen

No quiero ir de nuevo para la cá

ta.-desanimada- ¡L

a próxima vez las cosa

iró profu

cada, pero se parece tanto al hombre que me violó... -en suplica- ¡Ay

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