Tentacion Prohibida
aco el celular para ver qué onda. ¡Las 6:45 de la tar
están reservados hasta dentro de seis meses. Parece qu
na transferencia. Conecto los puntos y caigo e
orazón da un saltito! Aunque no por la plata, sino por la expectativa de verlo seguido. ¿Em
pensar que él es solo un paciente más. ¡Qu
ando una atmósfera íntima y sensual. Luego, le doy play a mi reproductor de música y com
nto cómo las preocupaciones se desvanecen poco
la música, disfrutando de cada nota q
momento en el que César y yo nos dimos ese apretón de manos. Un gesto tan simple, pero que encendió una
e mi baño, me permito explorar esos pensamientos prohibidos y dejarme llevar por la pasión que arde dentro de mí. Quién sabe qué sorpresas me deparará
mi piel, ¡pum!, el maldito timbre del departamento rompe mi paz. ¡Qué desubicación! Pero no puedo
una sonrisa, me envuelvo e
y sarcástico. -¿Acaso viniste a rescatarme de mi mom
a de tirantes de colores brillantes. Encima, lleva una chaqueta de denim ligera y desgastada que le da un toque desenfadado a su conjunto. C
len! ¿Qué sería de ti sin tus momentos de caos organizado?
erme algo encima,- le digo, señaland
realza mis curvas y me hace sentir poderosa. Después de mi
or un vestido ajustado de color blanco, con un escote pronunciado que resalta mis atributos de manera
ernas y añaden un toque de sofisticación al conjunto. Completo mi outfit con unos pendi
onquistar la noche porteña. Porque, al fin y al cabo,¿qui
tenues iluminan el ambiente, creando una atmósfera íntima y acogedora. En una mesa estratégicamente ubica
isma y elegancia lo hacen destacar, pero es su generosidad y atención a los detalles lo que verdaderamente
no del casual pero sofisticado, con su camisa de lino y unos pantalones chinos, mostrando ese estilo "oh, solo me puse esto en dos minutos" que en realidad le tomó horas de planificación. Y luego está Elías, el caballero galante que intenta más suti
a, compartiendo anécdotas y brindando por el verano que está en pleno apogeo. Sin duda, esta es la combinación perfecta para una noch
axi, la nueva conquista de Lara. Maxi, un modelo que trabaja para la agencia de Majo, lleg
ue resalta su bronceado veraniego y su físico atlético. Con su cabello alborotado y una mirada seducto
Puerto Madero, donde las historias se entrelazan y las risas no tie
acia la puerta y, ¡zaz!, aparece mi paciente favorito con una minita en cada brazo. ¡Y no es que sean minitas
ando cómo mi paciente se lucía con sus acompañantes espectaculares. Y claro, u
s!- como si estuviera en plena euforia, pero en realidad, solo quiero ahogar en alcohol lo que me hace sentir a
y empezamos a bailar al ritmo de la música, riéndonos a carcajadas como si no hubiera un mañana. De vez en cuando, interca
hasta el último músculo!, si no estoy mal es noche de sexo de Wisin y Yandel, Lara y y
do subir la apuesta, así que le doy un beso inocente a Lara, doy media vuelta y miró a Elías en cambio él tiene un gesto serio. Yo sigo p
or! Bailamos con pasión desenfrenada, nuestros cuerpos se mueven al compás de la música, en un vaivén sensual que despierta emociones ardientes. Cada movimiento es una invitación al deseo, nuestras mirada
y me guía hacia la barra. -Doctora, tiene usted unas dotes de b
stro de piel. Pero lo que realmente me desequilibra es su perfume: una mezcla embriagadora de madera de sá
a Lara y Majo emocionadas por mi conquis
¡sus manos ya están recorriendo mis piernas con una suavidad que me hace perder la cabeza! En este
iene un beso en camino, ¡lo esquivo! Porque yo también quiero jugar y
ué sorpresa en
e dice: -Solo quería cono
oco de escote. -Todavía no descifro tu acento, ¿cubano, puertorriqueño, venezolano?-, le susurro
, él responde:
birras a Cartagena,- le
todo tuyo- responde César, mirándome a los ojos compl
sorpresa! De repente, una mujer de unos 50 años, pero se nota que el cirujano ha hecho un muy buen trabajo, se interpone entre los dos, arruinando completamente el momento. Le susurra algo al oído a César. Con toda su gal
ional. Aquí estoy, coqueteando con un tipo casado, cuyo deporte favorito parece ser llevarse a su cama a tod
un poco suelta, solo atino a decirle: -Al baño, ¡urge!-. Mi amiga, que es un sol, capta la indirecta y me sigue. Una vez afuera, no
ientras yo decido seguir adelante. Por mera curiosidad, me asomo hacia un salón VIP y, ¿qué veo? ¡La mujer de cincuenta años, con Cesar entre sus piernas!
in decir ni mu, la tomo de la mano y la arrastro de vuelta a nuestra mesa con el resto del grupo. Sigo pidien
rsonales del buen humor. ¡Y vaya si funcionó! Poco a poco, la música y el ambiente comenzaron a hacer su magia, y yo me fui metiendo en la fiesta. ¡Qué mejor remedio para
entro con mi paciente favorito. ¡Ah, qué cabreo me dio verlo! Ni yo misma entendía por qué. Así que decidí alejarlo de mi mente pegándome más a Elias, quien se sorprendió pero trató de seguirme el ritmo. ¡El
de la noche hasta el amanecer entre negronis, cervezas, tequila y uno que otro cigarrito especial. A
ante! Elias, pobrecito, salió del lugar en brazos de su chofer, ¡como si fuera el rey de la noche en s
tes a punto de despegar! Mientras buscábamos un taxi y soltábamos babosadas por la boc
a que ni me di cuenta, intenté empujarlo, ¡pero él me le
ra ir, ¡pero parece que Max y César eran como uña y mugre ya! Se saludaron como si fuer
Lara, al ver mi cara de pochoclo, me dio un beso y con un tono picarón di
está en su casa, cons
l asiento del copiloto, me pone el cinturón, arran