CLUB del MILLÓN
tu
Em
padres del lugar han decidido traer a sus hijos en el día de hoy. Sin mentir, hemos he
iséis, sí, ya sé que aún era menor de edad y qué tal vez ustedes dirán que a esta edad deberia e
vida era normal; tenía amigos, iba a la escuela, todo era perfecto... hasta aquel trágico día que recibí la noticia de su muerte, la
parte de la empresa donde mi padre perdió la vida. No saben cuánto me arrepiento de no haber tenido el valor aquella noche de cortar mis venas, ya que mi propia madre se encargó de hacer mi vida u
ra Abigail me saca
pregunté un t
des con algunas órde
a caja sola- miré
rdenes son órdenes- tome un largo suspiro,
esto- me la
tas cosas- reprocho m
mos un gran desastre- empieza a caminar luego de haber tomado una bandeja y se detiene al verme aún
la señora Consuelo me detuvo y me pidió que volviera a la caja y allí me encuentro un
caja mientras terminaba, le sonreí y procedí a terminar de cobrar, act
miro, si que ere
to, así que - me encogí d
e solo faltaban unos cuantos minutos para concluir la
no te preocupes por la caja, yo cuidaré de ella- me sonríe amablemente mientras tomo la bandeja. M
aparecieron unos niños correteando por el lugar, uno de ellos se agachó en mis piernas por la parte delantera mientras que el otro le buscaba por detrás de mí y
amente mientras le ayudaba a limpiar torpemente el d
te, tenía sus ojos azules que podrían hacer perfectamente a cualquiera quedar petrificado de miedo, su rostro enmarcado y su m
u cuenta, yo me encargaré de ella- dije con
s dinero del que ganas en
uir que aceptara la disculpa, la señora Consue
a solo intenta compensar el daño causado- ha
iero?- pregunto m
é duro, si que s
or favor volviera a la caja, que ella se encargaría de solucionar todo y bien que lo solucionó, porque al terminar el día, me es
má acabará malgastandolo. Suspiré profundo y volví a guardarlo en el pequeño bolso que colgaba en mi cintura. Pegue mis rodillas en mi
mi antigua mejor amiga Matilde bajar de
apresuro a ponerme de pies, sacudo un poco mi pantalón y la abrazo tan
ar razones de tu existencia y por casualidad he pasado por aquí y mira que grata sorpresa- vi como sus o
brazó nuevamente y, cómo era de espera