Mi dulce Amor ¡Dejate Querer!
s segura de que
a leído que se efectuaría el compromiso, tuvo que hacer ese gastó extra, aunque
omprado con el dinero de él cuando él había querido aparentar ser una familia consolidada y asistieron
alvat. De acuerdo a sus fotos era una rubia muy hermosa, procedía de una familia con muchos recur
idirse, pero tenía que hablar con él, sabía las complicaciones que le podía traer a Sebastián, pero las de ellas no eran menores y debía pensar en su hijo, y además con
micamente, era lo justo para su hijo. Al fin y al cabo ella no lo hizo
sesivamente, su aliento en mi cuello ¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento tan nerviosa? ¡No he podido olvidarlo! ¡Eres una imbécil
s claro que sí, no era justo que el fuera feliz y ella sufriera por los resultados de lo que paso entre ellos. Además
o y los invitados con prendas de diseñador que entraban y salían, le costaría entrar allí, pero
de tener un estacionamiento privado, de
lugar, vio que se acercaban dos de ellos— ¿desea algo, señorita?—pregunt
ebastián Myers—vio la mi
rados haciendo que ella tragara grueso, se pr
ía sus dudas, su vestimenta no era la más adecuada para un ambiente t
s personales, puedo preguntar—le s
de Antón Lewis—su padrastro era un hombre reconocido
o puede entrar—insistieron ellos, ya de
que pensó que no podría es
ban de ella, tal como lo recordaba, apareció de nuevo Sebastián Myers, co
— repitió e
o, al recordar su boca y lo que podía hacer, al notar una te
y es un infiel, un traidor y ella ya no estaba en Paris
romiso, no soportaba a esa mujer, si bien era una de
r a la primera mujer que pasara y casarse de una buena vez, de esa mane
jado, se perdería si no aceptaba casarse y aún peor que eso era ten
puro, al ver hacia la entrada algunos escalones más abajo, le pare
i descuidada, hoy esta mujer se presentó aquí con un vestido de noche, aunque es cierto que no tenía una gota de maquillaje,
nte congelada y respondió desde su lugar sin moverse ni un poco—Nec
se quedaba hablando consigo misma con frecuencia que conoció en París
ar darle esa noticia, en verdad le hubiera gustado reencontrarse con el
o fuese absolutamente necesario—trato de justif
delo, no me parece conveniente,
zo seña a los guardaespaldas que custodiaban el lugar de qu
arse corto, jamás espero que en su fiesta de compromiso vol
rle un hijo, pero con ella sabía que esa había
o?—se arrepintió el mismo momento en
lí mismo, aunque no podía esperar nada menos de él, el hombre era un infiel, traiciono a su novia, como podía esperar que reconocier
amaré, dime donde te ubico, quizás más tarde te busco—lo vio nervioso y
amaron desde adentro y alguien