El alfa prisionero
e la vigilancia de su madre por culpa de esa voz que llevaba días acosándola y, sin darse cuenta, ambos se internaron e
ncitó Emma al notar que su hermano se había
con su rizado cabello pelirrojo revuelto y s
Estaban cada vez más cerca, pero, por momentos, el camino parecía deformarse y el humo de la chim
bedecido a pesar de que nunca les contó el motivo de esa prohibición, pero aquella extra
hó para mirarle el tobillo, e infló las mejillas en señal de desespe
los ojos humedecidos por las lágrimas producto de la desesperación y de
mano y a Emma con la otra para alzarse, pero su rostro contraído
iño con un tono de voz que quería mostrar valentía-. Tú llegarás
arecía alejarse del horizonte con demasiada rapidez. La noche caería muy rápido y no podr
charme y menos cuando es culpa mía que estemos aquí. No e
ya lo acompañaba desde niño-. Soy un hombre, tú solo eres una n
vez que bufaba, sabía que eran producto del dolor que tenía en el tobillo y de
que tú, así que es mi deber protegerte. Agár
brio. Emma intentó sujetarlo de los brazos, sin éxito y su hermano terminó por sostenerse de la cadena del meda
mperse. El grito de su madre llamándolos se mezcló con el de E
ue el medallón de su hermano comenzaba a brillar sobre su pecho. De pronto, la extraña voz de esa mujer q
l viento dejó de silbar entre las hojas de los árboles, sus piernas parecían haberse enraizado al suelo y su mirad
s encajaban como si hubieran sido creados para estar unidos. La cadena del medal
or el golpe y después comenzó a observarla, horrorizado. Emma quería pre
o y ella solo era una niña que intentaba parecer una adulta, pero encontra
Ethan sin apartar los ojo
instante formaban uno solo, levitaban en e
reabrieron al ver como el cabello rojizo de su hermano comenzaba a perder su
un círculo alrededor de ellos. Aquellos monstruos sobrenaturales recitaban alguna especie de conjuro en una lengua desconocida. Emma se tiró al suelo y
de poder que parecía querer disolver en pequeñas moléculas cada parte de
instante el cabello plateado y sus ojos marrones comenzaron a transformarse para convertirse en dos orbes que brillaban con la misma luz que emitían los
los gritos de su madre pronunciando sus nombres, eran a
*
nó de paz al pensar en que todo lo ocurrido había sido una pesadilla, pero al mirar a su alrededor y ver a su madre a
oz ronca, casi como si no
ermano que continuaba inconsciente y movía las manos co
la mano al rostro para limpiarse las lágrimas-. Esos malditos lobos no conseguirán lleva
re decía y comenzaba a tener demasiado m
o que dijera, su madre parecía estar enfrascada en su propio mundo y no la miraba. En
on el terror dibujado en sus facciones. Emma bajó el brazo con rapidez, asustada por lo que a
con la voz dolorida por el golpe-. No
aba aterrada, pero a la vez sentía en su interior una
dejar de mirar sus manos como si es
jizo que caracterizaba a su familia, pero lo que encontró fue un color plateado, casi bla
ra y se la frotó como si le doliera. Después la miró con
ese accidente, pero estaba segura de que
que ese hombre no te encontrará.
ar a pesar de tener atenaz
a, parecía no querer habla
nocentes como tú. No permitiré que te ocurra lo mismo que a tu tatarabuela, no te unirás a ninguno de su clase. Confía en mí, borraré tus recuerdos
an a los niños para entretenerlos, no era real. Quería entender qué era toda esa locura de hombres que se convertían en lobos y por qué los querrían
habrá vuelto a la normali