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Proyecto criminales

Capítulo 4 3

Palabras:4175    |    Actualizado en: 04/04/2024

s ya de mí? –me atrevo a pr

esentes cuando sus labio

n sido u

y los podremos repetir s

o ver

e llega a mi asiento del otro lado, y quito mis manos d

de mí sentándose en su silla con l

estudiantes entrando por la puerta hacen que bufa y me recoloque en el asiento viendo

bajad las pe

a escasa luz que hay, y que es

a de la sirena que nos avisa del com

o mientras salen de clase. En el pasillo logro ver a Elías con la misma rubia de a

ana, nena, él es mi mejor y único amigo Azael –nos presenta, y aprovecha que l

o una ceja y me

to más. ¿Tú qué ta

bezas y la diviso hablando con el friki mientr

rgas y con dos ordenadores cada una, uno por pareja, busco por la sala y me muevo al último de todos yo solo, hasta que pocos segundos después una chica bajita con el pelo negro y unos ojos verdes se sienta a mi lado con timidez, dejando la moch

pizarra el nombre de la página y da unos toques en la pizarra con sus nudillos

el botón de la pantalla, y por fin me mi

unos segundos y se las p

no muerd

e relaja en

sulta servir para hacer figuras y que se impriman con una impresora 3D. El profesor nos pide que hagamos la figura que no

o más fácil, solo hay que usar

ta el centro cuadriculado de la pantalla, le doy forma rectangular y arrastro una pirámide

is

que unirlo y poner

e paso el ratón par

ómo coño

ar con Matt y otro chico del ordenador de al lado, el novio del friki. La misma chica de

te atraído por Isis

mi amigo, y suelto un gran suspiro lanzándome en la cama boca

viendo dónde vas a vivir, no quiero salir de aquí y encon

su dirección, y

madre embarazada y matar a mi hermano. Elías, en cambio, llama a su madre y a su hermana de veinte años todas las semanas, y ellas gustosas le aceptan la llamada, charlan, ríen, tienen una puta conversación de familia, pero yo no. Él dejó en coma al exn

conseguiré dinero o ya veré que

ra ir a ver a Carlota

a vez que llegué con él y me tiró cubertería por

. No es que le parezca bien, pero joder

stá bien

o a la ventana con barrotes, vie

re, prueba a ve

eza sabiendo que

o estos últim

cama y golpea con

peando con consistenc

nquisitivo, y se dedica a pregunta

egundos tiene el teléfono en la

er que me extie

hacer, olví

la calle ¿No? –enarca una ce

co el número que tantas veces

prende nada que marque el tono de

celador y lo empujo f

ora? ¿Viviré en la calle dentro de dos semanas que

dije

las mesas del fondo con mi amigo detrás. Estoy enfadado conmigo mismo, con mi familia, y con el puto reformatorio. Conmigo mismo por ser tan gilipollas de dar asco, o miedo, o lo que sea a mi familia. Con mi familia por no comprenderme,

ilia es un asco, con un padre maltratador, una madre embarazada maltratada y una abuela acojonada por su propio hijo, y yo, también maltratado

er mi primer beso después de años desentrenado, o simplemente por ser la primera que no me cree escoria humana, pero joder, quiero tener su cuerpo desnudo debajo del mío. No soy un mujerío, eso es imposible teniendo en cuenta dónde me encuentro, y no es que me haya follado a mu

gas, y muchas más cosas ilegales, pero llegó el día dónde me encerraron aquí y él seguía libre, solo él venía a verme una vez cada tres días, aprovechando que vivía a sólo veinte minutos de aquí,

la tetona –dice mi ami

deja con comida de mi vista

o bocado a su hamburguesa antes de seguirme

de nuestra vista, nos piramos, son so

que nos levantamos tarde para que cuando ll

en las gradas, viendo a uno

to. Se está desesperando, y nosotros nos descojonamos en bajo para que nos escuche. Llega

vamos!

r el lado del oficial sin siquiera mirarle, sol

–gruñe mi amigo, y cierra la puerta pr

do una carcajada antes de que el agente se meta en el coche y arranque sin mediar palabra. Nos d

de irs

a entrada del instituto y observo a Isis y a Matt

pisándome los talones. Nos movemos demasiado rápido y

ras? –pregunta Isis cruzada d

ntaros lo mismo

su mano y apartarla de los otros dos. Me paso la mano por el pelo estresado y

asa? –cu

a de qué estamos aqu

Por

en muy importante, y no puede

ve a cruzar de brazos, como si esta situaci

osa mi

pero me pre

creo. ¿Asique no

de morderse el labio y negar con la cabeza. Se r

diré

tenido y me destenso, haciéndole una

poniéndose detrás de mí y

no creo que sea un castigo cuando me pidas más –replico, y clavo mis botas negras en la hierba, haciéndola chocar con

a, y sin quitar mis dedos de su barbilla me acerco a ella hasta darla un beso. No dura mu

deberíais iros –

eso en sus hinchados y rojo

ta haciéndolo andar antes de que la segunda clase empiece y l

–farfulla –, de mom

nas carreteras sin mirar y rezando porque doblemos el tiempo y en cinco minutos ll

e la carretera estrecha, es una zona bastante molona, con coches chulos y gente con dinero. Recuerdo cuál es su casa a la perfección, está en medio de una con el tejado verde y otra que tien

rado delante de la puerta de madera, mientras

olpear con consistencia la puerta. Pasan segundos dónde lo único que hace es frotarse

s cerrados con fuerza. Se separan y por fin ella me mira, sigue estando igual, los mismos ojos verdes y el pelo marrón, ese color de pelo que tenía que tener mi

os –me susurra, y me empapa

berme visto en el reformatorio›› Me contengo

pregunta su madre des

ía, la madre de Elías y Carlota, nos da la espalda mientras ve un programa de cotilleos donde solo discute por los nuevos rumores so

ose del sofá y ahogándolo en un

capado unas h

ión y aun con una mueca

as señora

urra –, ¿Qué es eso de

nutos de aquí para reformarnos mejor, y hemos aprovechado que

de su hermana, pero no quita la son

o y dejamos las mochilas en el suelo con pesad

sonríe a su familia –. Me preguntaba si podríais coger a Azael en casa en lo

su pierna. El cabrón

falta –

igo –. En su casa no le cogen el teléf

jo examinándome, para después poner u

bien

aci

un ojo, gesticulando con los labios un

al os va?

cómo cuenta su relato con la rubia, Roxana, y de lo buena que es

tú, A

a una taza de café entre sus manos y

, tod

ríe Elías, y las miradas curiosas

l reformatorio, pero Carlota sí, y sabe la racha que

–, solo nos hemos bes

? –sube y baja las c

á buena y bes

cajada y coge aire cua

ría –, en algún momento no seréis jóve

u hijo burlón, pero se calla ante la mirada de advert

tes, tenemos sentimientos a pesar de que no todas lo demuestran, y cuan

emanas estaré aquí, porque debe ser que en estas seis horas María me ha tomado más aprecio e incluso me ha insistido que no seré una molestia, asique una vez ya fuera de la casa y con nuestras mochilas preparadas nos echamos una carrera hasta el instit

–me l

te. Matt, el amigo de Isis, se mueve hacia nosotros con prisa, y se apo

asa

o porque no podías salir fuera, asique vale, pero tú –señala a mi amigo –, tu

chicas que hablan de cotilleos, y yo me quedo mirando hacia el p

as, y me sorprendo al estar preocupado por dónde estar

–señala un árbol –

del oficial seguro que me pilla. Isis está, efectivamente, recostada contra un árbol y con los cascos puestos,

y se sienta de

ste momento d

eer en su expresión la pre

ivo y sonrío –tú saltando enci

dada en tus pensamientos e

e gustará saber que dentro de

anca un puñado de hierba sin

Vec

Elías vive en tu misma calle, y

viento hace que unos mechones de pelo la

O

ente, pero yo no quiero eso, no ahora, y al parecer ella tampoco, junto su cadera más a mí y la doy un apretón sintiéndola sonreír contra mis labios. Aumento el ritmo, y me lleva la corriente al momento, despeinándome y tirándome del pelo. Ataco sus labios como un puto

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